México | POR JORGE CHABAT La venganza del ''Peje'' Todo indica pues que, en caso de no ser López Obrador el ganador en 2012, vería con mucho agrado a un Calderón humillado entregando la banda presidencial al candidato del PRI Por: EL INFORMADOR 26 de abril de 2011 - 03:16 hs La férrea oposición de Andrés Manuel López Obrador a una alianza del PRD con el PAN en el Estado de México ha generado un alud de interpretaciones. Sus partidarios sostienen que dicha actitud es producto de su congruencia ideológica, pues éste no quiere tener nada que ver con lo que huela al PAN, aunque desde luego llama la atención que dicha coherencia no se haya mostrado con la misma intensidad en otros casos donde sí se dio una alianza perredistas con el PAN. Por ello, varios analistas han especulado, con sólidos argumentos, que la oposición a la alianza en el Estado de México tiene que ver más con su estrategia personal para ubicarse como candidato a la Presidencia en 2012. El argumento básicamente sugiere que al bloquear una alianza en ese Estado, se cancelarían las posibilidades de una alianza para la Presidencia entre el PRD y el PAN en la cual, por razones obvias, él quedaría excluido. Una razón adicional para apoyar a Alejandro Encinas es que en la campaña de éste, López Obrador podría aparecer regularmente para utilizar la atención que ésta generaría en los medios. De hecho, Andrés Manuel ya ha comenzado a fungir como el vocero de Encinas al anunciar lo que va a hacer su gana la gubernatura y a dar su versión sobre supuestas propuestas indecorosas que Calderón habría realizado a Encinas para ser candidato del PAN —lo cual, por cierto, fue desmentido por el propio Encinas—. En fin, lo que queda claro es que, en efecto, López Obrador va a aprovechar la campaña en el Estado de México para iniciar la suya propia, lo cual evidentemente no podría hacer si hubiera una alianza PRD-PAN. Es difícil imaginar a Andrés Manuel en un mitin con Encinas —o cualquiera que hubiera sido un candidato común— acompañado por la plana mayor del PAN. Ahora sí que ni yendo a bailar a Chalma. Hasta ahí la estrategia de López Obrador tiene lógica. Sin embargo, lo que desconcierta a varios es que esta estrategia tiene una consecuencia muy directa en la elección de 2012: el fortalecimiento de Peña Nieto como virtual candidato del PRI. Si gana Eruviel Ávila la gubernatura del Estado de México, como sugieran todas las encuestas, es obvio que las posibilidades del actual gobernador mexiquense de ganar la Presidencia se fortalecen, algo que no parece preocupar mucho a López Obrador. ¿Por qué? La explicación racional apuntaría a que el tabasqueño realmente cree que puede colocarse como el segundo candidato más fuerte detrás de Peña Nieto y que eventualmente podría ganar. Sin embargo, la gran mayoría de las encuestas sugieren que si bien Andrés Manuel tiene un piso de alrededor del 20%, sus posibilidades de crecer son muy pocas, pues es el candidato que más opiniones negativas genera. Incluso, a pesar de la grisura de los candidatos panistas hasta el momento, se ve difícil incluso que López Obrador pueda colarse siquiera al segundo lugar en la competencia. ¿Cuál es entonces la lógica de afianzar la candidatura perredista en detrimento de la candidatura de Marcelo Ebrard?, quien si bien la tiene también cuesta arriba, podría crecer un poco más allá del piso perredistas, pues no genera tantas opiniones negativas como “El Peje”. Más de alguno dirá que López Obrador está en lo suyo y que su trabajo como político es ganar la candidatura y buscar ganar la Presidencia, a pesar de que las tendencias no le sean favorables. Pero, ¿y qué hay de las consecuencias? ¿Acaso a Andrés Manuel no le preocupa que gane Peña Nieto? Más bien parecería que si no puede ganar él, entonces preferiría que ganara Peña Nieto y no el PAN. Ésa es la conclusión inevitable de la conducta de López Obrador. Y ello sugiere que aunque el tabasqueño diga que el PRI y el PAN son lo mismo, en la práctica no es así: claramente su animadversión hacia el PAN y en particular hacia Felipe Calderón, es mayor que la que pueda sentir hacia el PRI, partido con el cual, por cierto, comparte muchos puntos programáticos de su plataforma. Y la razón de ello es más mundana y emocional que maquiavélica: López Obrador no le perdona a Calderón su victoria la cual, para él y un sector del perredismo, fue lograda con fraude. Así de simple. Todo indica pues que, en caso de no ser López Obrador el ganador en 2012, vería con mucho agrado a un Calderón humillado entregando la banda presidencial al candidato del PRI. Ésa sería sin duda su gran venganza por el agravio de 2006. No sería como ganar la Presidencia, desde luego, pero seguramente la disfrutaría muchísimo. Temas Rotonda Jorge Chabat Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones