Martes, 07 de Mayo 2024
México | BUCARELI POR JACOBO ZABLUDOVSKY

Aire fresco

Las candidaturas independientes son ventana que se abre en un cuarto clausurado

Por: EL INFORMADOR

Jacobo Zabludovsky.  /

Jacobo Zabludovsky. /

Ganosos no han faltado. Lo que ha faltado es el modo de que otros ciudadanos traten seriamente de llegar, mediante el voto de sus compatriotas, a donde se nos gobierna

Las candidaturas independientes son ventana que se abre en un cuarto clausurado.

La reforma política discutida la semana pasada abarca modificaciones al proceso electoral entre las cuales destaca la posibilidad de que ciudadanos sin partido puedan ser postulados a cargos de elección popular, derecho que los políticos, violando la Constitución, entregaron exclusivamente a los partidos que ellos integran. El derecho de votar y ser votado, piedra fundamental del Estado democrático, no puede ser monopolio de nadie que pretenda sustituir al ciudadano o que lo obligue a pertenecer a un partido para decidir en quién deposita su confianza personal y el poder del Gobierno.

La corrección del error y la vuelta al cauce jurídico justifica la insistencia con que en varios Bucarelis denuncié la injusticia y reclamé la devolución de nuestra capacidad de votar sin intermediación ajena. No sólo eso: informé públicamente que votaría por un mexicano no postulado por partido político alguno y mencioné su nombre, razonando mi voto en base a su trayectoria personal, sus méritos profesionales, su experiencia en cargos públicos, su paso en puestos de difícil manejo político y, finalmente, aunque parezca obvio, el haber desempeñado sus encargos sin la menor sospecha de negocios turbios. En mi boleta electoral puse su nombre completo sin esperanza de que pudiera ocupar la Presidencia. Era mi manera de protestar contra la mutilación de mi voluntad y de decirle gracias a un mexicano marginado por los políticos profesionales. Estoy seguro de haber hecho bien y quiero pensar que tal vez puse granitos de arena para llegar a esta revisión inaplazable.

Al iniciar este párrafo me detengo interrumpido por la memoria inoportuna. Me veo en aquel estudiante de la Facultad de Derecho, desayunando todos los días en el café de chinos de la calle de Argentina que frecuentaba Pedro Rendón, “Próximo presidente de México por aclamación popular”, según su tarjeta.

 Compartíamos con él los bisquets y nos divertíamos un rato. Se volvió famoso efímero, constreñido al mínimo territorio entre San Ildefonso y la Alameda. Un buen hombre, inofensivo y medio chiflado, inocente víctima de ironías y sarcasmos.

Consulto, desconfiado de mis recuerdos, Milenios de México de Humberto Mussachio, y encuentro que sí existió: “Rendón Ibáñez, Pedro, (D.F. ¿1911? -1975). Se volvió famoso por su estampa: desaseado, dicharachero, escritor de versos cómicos y grotescos que vendía para subsistir, frecuentaba diversos cafés de la ciudad. Varias tertulias se formaron a su alrededor, y durante décadas fue de los personajes urbanos más reconocidos y apreciados. En 1951 en el café París, sus contertulios lanzaron en forma festiva su candidatura a la Presidencia de la República… Carlos Monsiváis lo llamó ‘Bohemio Oficial de México’. Pintó un mural en el Mercado Abelardo Rodríguez en 1934”.

Es el único antecedente de una candidatura independiente que yo recuerde. A menos que se admita como precursor a don Nicolás Zúñiga y Miranda, quien a fines del siglo XIX lanzó su candidatura a la Presidencia de la República en contra de Porfirio Díaz. “Se creía presidente legalmente electo y despojado mediante fraude (según Milenios...). Esta circunstancia y sus excentricidades, como su aparato para predecir sismos, lo convirtieron en personaje pintoresco. Después de la caída de Díaz siguió su costumbre de participar en las elecciones presidenciales y aun llegó a obtener algunos votos en las de 1917”.

Como se ve, ganosos no han faltado. Lo que ha faltado es el modo de que otros ciudadanos menos zafados (aunque estarlo ayuda) traten seriamente de llegar, mediante el voto de sus compatriotas, al sitio desde donde se nos gobierna.

Se requieren, claro, algunas reglas, como dice un experto: el apoyo de un mínimo de ciudadanos, mecanismos de financiamiento y acceso a los medios, obligaciones y derechos derivados de la candidatura.

No falta quien opina que ésta es una puerta por la que entrarán nuevos partidos. Aguas propicias de pescadores en río revuelto. Es posible. Serán organismos que vendrán a enriquecer la diversidad de opciones, coexistirán con los partidos actuales cuyos miembros, sumados todos, incluso los que dicen tener, no alcanzan la cifra de los mexicanos que no pertenecemos a ninguno de esos ni entraremos a los nuevos y ejerceremos nuestro sagrado derecho de votar por quien se nos pegue la gana en calidad de individuos libres.

Reducido el problema a la satisfacción íntima, cada voto servirá para decidir si seguimos con lo mismo o le prendemos una veladora a la esperanza.

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