Tiembla Arizona

En lo años noventa se fundó en Argentina el célebre diario Página 12. Se llamó así porque sólo tenía 12 páginas, el capital no les daba para más, pero fue un éxito porque todos los días su director, Jorge Lanata, sorprendía a sus lectores con cabezas creativas o reportajes que nadie más hacía. Eso sí, para enterarse de las noticias cotidianas había que leer otro diario. En la llamada Guerra del Golfo, el entonces presidente argentino, Carlos Saúl Menem, anunció con bombo y platillo que su país se sumaba a las fuerzas internacionales, comandadas por Estados Unidos, y que mandaría una fragata a pelear en el Pérsico. Página 12 no tardó en encontrarle el humor al asunto y tituló al día siguiente: “Tiembla Hussein”.

Así de preocupados como Hussein por Menem, deben estar en Arizona por la declaración de Fernando Guzmán en torno a la ley SB 1070. Se agradece la solidaridad del Gobierno y del Congreso del Estado, manque sea tan tardía (el tema lleva ocho días en los medios) pero la verdad, a los migrantes de Arizona les da exactamente igual las preocupaciones de los funcionarios y diputados locales. Pero más allá de que el tema se presta para reírse un rato y recordar el genio de Lanata, el tema de fondo, como en la fábula del indio y del que lo hace compadre, es de quién es la culpa.

Dicho de otra manera, la culpa la tiene el político o el que le hace la pregunta. En la fábula del indio y el compadre, la moraleja es que el pobre indio es siempre inocente, puro y bueno y el malo es el compadre mestizo. En la relación entre la prensa y el poder no hay indios y compadres, o más bien se intercambian los papeles. ¿La culpa la tiene el funcionario que habla de lo que no le toca o el periodista que le pregunta de cualquier cosa a cualquier funcionario?

Hay que decir, y que quede como confesión de parte, que normalmente detrás de una respuesta tonta hay una pregunta doblemente tonta, pero los periodistas nos reservamos la pregunta en el momento de la publicación.

Pero tan común es eso como que los funcionarios se tiren al ruedo a hablar del tema de moda haciendo una cascada inútil de declaraciones. Si el Gobierno de Jalisco, representado por el flamante secretario en funciones de gobernador, apoya o no al Gobierno de Calderón en su lucha contra la SB 1070, le da igual a Calderón, al Gobierno de Arizona y a los migrantes; si el Congreso de Jalisco se pronuncia en un punto de acuerdo (los puntos de acuerdo no son otra cosa que legislar las ocho columnas del día) en contra de la ley y exhorta a Relaciones Exteriores a protestar, sirve tanto como tomarse un chela en La Fuente y comentar el asunto.

Ya tembló Arizona. Pongámonos a trabajar sobre los temas nuestros.