Pórtico

En un verdadero desastre de circulación vehicular se han estado convirtiendo varias calles del Centro Histórico de Guadalajara, por los trabajos de reposición de pavimentos que ha venido realizando el Ayuntamiento, ya sea directamente o a través de un contratista.

El problema surge porque estas labores se están ejecutando sin ninguna planificación, puesto que se trabaja en diversas calles, al mismo tiempo.

Estos distintos y simultáneos frentes de trabajo causan muchos congestionamientos de vehículos, cuyos conductores no sabían nada de estas repavimentaciones, y por lo mismo, cuando se dieron cuenta ya estaban inmersos en un gran embotellamiento.

Este caos vehicular se agrava porque en casi todos los casos no se tiene el auxilio de personal de Vialidad, que ayude y oriente a los conductores sobre la ruta y la forma más rápida de salir del problema.

Ninguna duda hay que estas reposiciones de pavimentos dañados son muy necesarias, y al final vienen a ser una muy buena atención municipal al buen estado que deben de tener todas las calles, pero si se obrara con una adecuada planificación, los problemas podrían disminuir mucho.

Por ejemplo, si se escogiera una sola calle para renovar su pavimento dañado en todo su trayecto, con el aviso previo correspondiente, los conductores de vehículos sabrían a tiempo qué ruta seguir para no estar en problemas viales, con la consiguiente satisfacción personal, por el ahorro de tiempo y tal vez de dinero, porque llegarían a tiempo a sus compromisos.

Así, al concluirse los trabajos en una sola calle, se escogería otra, y así sucesivamente, en todos los casos  con los avisos previos necesarios.

Con esta planificación, se podría tener, paralelamente, un mayor y más efectivo apoyo de orientación por el personal de la Secretaría de Vialidad.

Con los avisos a tiempo de los trabajos de renovación de pavimentos dañados en algunos tramos de una misma calle, muchos conductores de vehículos particulares podrían hasta abstenerse de incluir el Centro Histórico en sus recorridos.

En los últimos meses, sólo se dio el aviso previo, por parte del Ayuntamiento, de los trabajos de repavimentación en la calle López Cotilla, y en ese caso todo mundo pudo trazar sus recorridos adecuadamente, lo que vino a beneficiar a todos.

Pero cuando todo es un desbarajuste, la celebración de otro evento en las calles del Centro Histórico, sólo ha venido a multiplicar los embotellamientos, como fue el caso del reciente operativo del Gobierno Federal, en los alrededores del Santuario de Guadalupe, para decomisar medicamentos y muestras médicas, que a precios baratos se venden en esas calles, y las cuales fueron acordonadas por la Policía Federal Preventiva y fuerzas de la Procuraduría General de la República, durante toda la mañana y el mediodía, sin que nadie supiera lo que realmente estaba pasando, hasta no saber por dónde seguir.

Para la adecuada realización de estos operativos, sería muy bueno que lasa autoridades federales avisaran la noche anterior de su ejecución a los funcionarios de la Secretaría de Vialidad, para que estuvieran en la posibilidad de enfrentar con éxito ese necesario cierre de calles, todo con el sigilo necesario del caso.

Por cierto, la venta de esos medicamentos y muestras médicas en la zona del Santuario, es una actividad que debe ser muy bien investigada, porque el muy bajo precio a que se venden hace suponer que muchas de ellas pueden ser producto de robos, a los laboratorios o a camiones repartidores, como se comprobó en el último decomiso, en que numerosos medicamentos recogidos habían sido robados al IMSS y al ISSSTE.

En este mismo renglón de los decomisos de medicamentos y muestras médicas, hay una pregunta que queda volando, ¿qué se hace con la medicina recogida, que no esté vencida o caduca?

La droga que se decomisa, se quema, pero quemar los medicamentos recogidos sería una auténtica burrada, cuando mucho se necesitan en los hospitales civiles y en las clínicas del Seguro Popular.