Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah Política y futbol A los políticos y a los futbolistas les encanta jugar para la prensa, aunque luego se quejen de que los periodistas los tratan fatal y no los comprenden Por: EL INFORMADOR 9 de junio de 2010 - 05:04 hs Como hoy en día sólo se habla de futbol, puro futbol y nada más que futbol, no queda de otra más que hablar de futbol. El futbol es la única disciplina que nos permite decir cuantas tontería se nos vengan a la mente y nadie te reclama rigor, seriedad o método científico. Cualquiera puede opinar cualquier cosa y a todos se les escucha por igual (y si alguien tiene alguna duda, lo remito al cuadrante radiofónico todas las tardes, donde podrá escuchar las mayores sandeces dichas con una propiedad y seguridad dignas de un predicador). Cuando se habla de futbol uno se puede pelear, pero jamás se hará nada por callar al de enfrente. Por el contrario, de lo que se trata es que siga diciendo tonterías para poder seguir atacándolo sin piedad, porque la conversación sobre futbol, como la cosecha de mujeres, nunca se acaba (los colombianos atribuyen la letra de la “Cosecha de mujeres” al barranquillero José María Peñaranda; en México la versión buena es la de Mike Laure, el ídolo de El Salto). Durante muchos años se pensó que el futbol era una metáfora de la vida; hoy se sabe que la vida es una metáfora del futbol. No hay nada en esta vida que no se pueda pensar o entender desde el deporte de la patada. No es gratuito que el mundo sea redondo ni que la imagen más popular del creador sea una mezcla de Vicente del Bosque con la voz del Flaco Menotti. La política es mucho más fácil entenderla desde el balompié. Los que no entienden de política suelen decir que como no comprenden que exista una bola de locos que se desbaraten peleando por un hueso, para que luego los pongan como cola de cochino en los periódicos. Del futbol dicen lo mismo, que no entienden cómo millones de personas pueden enajenarse viendo a 22 tarados corriendo detrás de un balón. La sensación de poder de quien mete un gol es sólo similar a la de quien gana una elección. La sensación de poder del defensa que comete una penal sin que el árbitro se dé cuenta, es sólo parecida a la del que grilla y tumba a otro sin ser descubierto. Armar un equipo en política es tan complejo como armar un equipo de futbol. El equipo tiene que ser equilibrado, parejo y sobre todo, jalar para el mismo lado. En ambos deportes, un equipo de estrellitas es tan malo como uno de mediocres. Hacer que cada uno entienda su papel en el juego, evitar que juegue para la tribuna o para lucirse con el entrenador del otro equipo es verdaderamente difícil. A los políticos y a los futbolistas les encanta jugar para la prensa, aunque luego se quejen de que los periodistas los tratan fatal y no los comprenden. El gabinete de Emilio González Márquez, por ejemplo, puede ser leído y entendido como un equipo de futbol, pero de eso hablamos mañana. Temas Diego Petersen Farah En tres patadas Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones