Los gigantes, el perro y la mudanza

Esta semana, Guadalajara tiene unos invitados raros: miden entre cinco y nueve metros, duermen en el terreno del circo y para dar cada paso necesitan la ayuda nada más y nada menos que de 200 personas y muchísimas cuerdas. Para hacerlo más inusual, vienen con un perro xoloitzcuintle como imagen del México prehispánico y se hacen acompañar también del símbolo de la fuerza revolucionaria, o mejor dicho, del ícono de la violencia mexicana: un gigantesco revólver manipulado por una brigada de zapatistas.

Pero no se malentiendan estas letras: hay que estar de plácemes, pues se trata de los gigantes de la compañía teatral francesa Royal de Luxe, contratada por el Gobierno federal para conmemorar con su famoso espectáculo callejero el Centenario de la Revolución. No es nada despreciable tener en las calles a unos actores de ese tamaño y disfrutar del teatro viendo hacia arriba. No hay que refunfuñar: vale la pena acomodar la circulación un par de días.

La presentación de estos gigantes en las calles del Centro tapatío tiene su historia: de acuerdo con el programa inicial de los festejos del Centenario, estos personajes se presentarían en la Ciudad de México, como la mayoría de los espectáculos internacionales. En el camino, sin embargo, algo pasó. No hay información pública sobre el cambio de locación, así como no la hay prácticamente de nada sobre la administración de estos festejos, y lo único que usted puede encontrar es a un sonriente funcionario federal diciendo que Guadalajara fue incluida y que qué bueno (¡qué magnánimos!). Sin embargo, ayer se publicó en el diario francés “Liberation”, un artículo de René Solís en el que afirma que Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, y el Presidente Felipe Calderón, tuvieron fuertes roces para la organización de este evento y que Ebrard optó por cancelarlo tres semanas antes de la fecha programada.

Según el mismo Solís, este espectáculo, preparado especialmente para la ocasión, estuvo a punto de naufragar. Si eso hubiese ocurrido, habría sido fatal para la famosa compañía francesa fundada en 1979, pues el año pasado se les cancelaron cinco presentaciones en Estados Unidos. Pero una buena idea por aquí, una autoridad con voluntad por allá, ganas de molestar a políticos de otro lado y una buena coordinación municipal se conjugaron para que la compañía se presentara en Guadalajara.

Pero bueno, al margen de la discusión sobre prioridades, a un lado de los conflictos políticos y después del debate sobre la participación de Jalisco en la Revolución, es de festejar que los titeretotes estén aquí. Ya qué: a disfrutar de los gigantes y a tomar fuerzas para la FIL.

Que desaparezca la CEDHJ

Tres consejeros ciudadanos demostraron ayer, una vez más, que los organismos llamados ciudadanos ya son otra cosa. Al Consejo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos renunciaron María Emma Valadez Cruz, Alberto Bayardo Pérez Arce y Francisco Javier Pérez Chagollán. Hace mucho tiempo que debieron hacerlo; se saluda su actitud.