Viernes, 26 de Julio 2024
Jalisco | Urbanización

Los cotos afectan la ''comunicación intraurbana''

Truncar el acceso vial, peatonal o ciclista, equivale a la privatización del espacio público

Por: EL INFORMADOR

Los automovilistas son restringidos en el uso de vialidades. M. FREYRIA  /

Los automovilistas son restringidos en el uso de vialidades. M. FREYRIA /

GUADALAJARA, JALISCO (15/DIC/2010).- “En todo el mundo, los ricos han creado una arquitectura del miedo, refugiándose en enclaves residenciales fortificados. Estas comunidades enrejadas van en contra de los principios fundamentales del crecimiento urbano sostenible”, señaló un informe de la Organización de las Naciones Unidas en 2006.

La multiplicación de cotos para determinados estratos socioeconómicos: medios, medios-altos, altos o populares, está contribuyendo a una ciudad más impersonal, apunta el investigador Luis Felipe Siqueiros en el Diagnóstico sobre la realidad social, económica y cultural de los entornos locales para el diseño de intervenciones en materia de prevención y erradicación de la violencia en la Región Centro: el caso de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

La ciudad impersonal tiene mayores dificultades de traslado y comunicación. Debido a la multiplicación de cotos, “la comunicación intraurbana” se ha visto afectada, “en general, la interrupción de cualquier vía de comunicación vehicular, peatonal o ciclista afecta las relaciones entre personas y actividades (ya sean éstas productivas, recreativas o educativas). Cualquier confinamiento para uso privado, repercute en otros puntos de la vía pública y en la eficiencia de traslados: en términos de capacidad habilitada, tiende a concentrar (congestionar) desproporcionalmente usuarios en las vías públicas disponibles”, detalla la investigación.

El  fenómeno  de  la multiplicación de cotos vulnera la libertad de tránsito por vías urbanas.


El vacío legal

En lo que se refiere a servicios públicos, los cotos representan un dilema. Algunos de los existentes en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) están constituidos como fraccionamientos, donde las vialidades y equipamiento público son responsabilidad del municipio y por lo tanto son áreas públicas.

“El truncar el acceso equivale a la privatización del espacio público, lo que en principio debería obligar al establecimiento de un régimen de propiedad en condominio. Existe por lo tanto un vacío regulatorio al que se han ido acomodando los prestadores de servicios: siguen operando y prestando servicios públicos en espacios ‘privatizados’ en la práctica y públicos desde el punto de vista legal”, apunta.

Claves de identificación


.- Tienen seguridad privada
.- Están “amurallados”
.- Controlan accesos

Un poco de historia

En 1970 surgen los primeros en la Ciudad


Hacia finales del siglo XIX, el México del Presidente Porfirio Díaz vivía en un aparente esplendor económico y social, pero la división de clases era muy evidente. De acuerdo con los investigadores Luis Felipe Cabrales y Elia Canosa en su estudio “Segregación residencial y fragmentación urbana: los fraccionamientos cerrados en Guadalajara”,  la ciudad no escapaba a dicho contexto, y por lo tanto en 1898 un grupo de industriales de origen francés, español y estadounidense impulsa la construcción de las colonias Francesa y Americana para darle un espacio distintivo a la aristocracia tapatía con una mayor solvencia.

Con el estallido de la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, la idea de expandir dichos proyectos queda en pausa y es hasta 1943 cuando se retoma la idea al fundar el fraccionamiento Chapalita, cuyo promotor fue José Aguilar Figueroa.

Pero los fraccionamientos cerrados o cotos residenciales surgen a finales de los sesenta, basados en los country clubs estadounidenses que se caracterizan por ubicarse a las afueras de la ciudad. De esta forma surgen en Guadalajara en 1970, Santa Anita, Rancho Contento y Bosques de San Isidro, este último diseñado por el arquitecto estadounidense Larry Huges.

Sin embargo, al poniente de la ciudad, específicamente en el municipio de Zapopan, se han edificado cotos que están más cerca de las zonas de mayor flujo vehicular como el caso de Puerta de Hierro (Patria y Acueducto) Valle Real (San Arturo), Virreyes (Naciones Unidas) y Residencial Chapalita (Vallarta, a un costado de la Gran Plaza), entre otros.

Con el transcurso de los años los cotos residenciales no sólo quedaron al alcance de la clase pudiente, sino que el Gobierno federal decidió otorgarles facilidades a los de menores ingresos por lo cual se extendieron las casas de interés social a un ritmo acelerado a municipios como Tonalá, Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga.

Crónica

Callejones sin salida


A las 14:00 horas, la Avenida Patria es un digno ejemplo de lo que el desaparecido escritor Carlos Monsiváis tituló en uno de sus libros como “Los rituales del caos”.  Y es que la aglomeración de automóviles a esa hora es tal, que el tránsito es lento y la espera a que el semáforo se ponga en verde parece eterna.

Es la hora del receso de la gente que trabaja a los alrededores, como en bancos, centros comerciales y demás establecimientos, y la salida de estudiantes de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Pero el colapso se genera los viernes por la noche, a partir de las 19:00 horas hasta las 22:30 horas, cuando juega Estudiantes Tecos en el estadio 3 de Marzo, sobre todo cuando el visitante es de gran convocatoria como Chivas, Atlas, Cruz Azul o Pumas. Ahí es donde los peatones deben hacer lo posible por evadir a los vehículos que buscan a como dé lugar ingresar al estacionamiento principal de la universidad. Lo mismo sucede en un concierto musical entre semana.

Cientos de vehículos van a una velocidad aproximada de 20 kilómetros por hora (km/h) en los cruces de Patria con Acueducto y Naciones Unidas debido a las escasas alternativas. El único camino es tener paciencia para no perder la estabilidad emocional. Las imágenes recuerdan a la frustración del personaje que interpreta Michael Douglas en la cinta “Un día de furia” (Falling down) al verse atorado en el tráfico que le impide llegar a la fiesta de cumpleaños de su hija. Ahí se puede apreciar a un conductor quebrantado por el congestionamiento vial, el calor y hasta por el exceso de anuncios espectaculares.

Hasta el momento, en esa zona de Zapopan nadie ha reaccionado de la manera violenta en que lo hizo William Foster (el personaje de Douglas), pero es palpable que cualquier persona experimenta la desesperación de no encontrar una salida inmediata al estar rodeado de vehículos. Pero lo que sí sucede con frecuencia son choques por alguien que cruzó el semáforo en rojo y ello provoca un mayor tráfico cuando los involucrados en el accidente discuten y esperan a que lleguen los agentes de los seguros para evaluar los daños en cada unidad.

Una de las causas por la cual no hay vías alternas y que originan tal embotellamiento, es el surgimiento de los cotos residenciales que acaparan Periférico, Acueducto y Patria, y en los campus de UNICO y de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Más adelante, en la Avenida Naciones Unidas también hay unidades residenciales que impiden tomar un atajo, por lo que la carga vehicular se agiganta en el cruce con Patria donde el semáforo da un tiempo aproximado de 30 segundos para que crucen los autos, y al no ser suficiente varios no respetan la señal que deriva en fuertes encontronazos.

Dichas escenas ya son parte del paisaje urbano que en la década de los setenta era muy distinta, pero que a partir de entonces se comenzó a poblar. Simplemente, al ir por Patria se observa cómo se han extendido los cotos residenciales en dicha zona y al ya no existir más espacio la opción ha sido construir hacia arriba, convirtiendo a la avenida en vía rápida para los autos, mientras el peatón debe apresurar el paso para no ser atropellado.

Imagen urbana

Desigual, cuidado de áreas verdes por vecinos


Los habitantes de cotos y condominios se encargan de conservar los sitios que están dentro de su espacio privado, pero ¿las áreas verdes que están en el exterior y alrededor de estos quién las mantienes en buenas condiciones?

En un coto recientemente poblado, que se ubica en el Poniente de la ciudad, los habitantes pagan a una empresa privada para que dé mantenimiento a las áreas verdes. “Los vecinos se preocupan nada más por sus áreas pero no por las de otros”, menciona Agustín, quien se encarga de arreglar el jardín que está en la entrada principal del coto, en la calle Primo Feliciano Vázquez.

Cada tres días, Agustín riega las plantas y las corta cada mes. Se encarga de tener en buen estado las áreas verdes que son utilizadas por todos los residentes, así como los jardines que forman parte del ornamento. Asegura que a veces los vecinos “no quieren ni soltar dinero para comprar fertilizantes para que las plantas crezcan más bonitas”.

A diferencia de las jardineras de las casas que están dentro de este coto, las que su fachada está de cara a la calle Primo Feliciano Vázquez se encuentran en malas condiciones. El pasto está secándose al igual que plantas y árboles plantados hace apenas un par de años. Alrededor se estas casas se ven botes y bolsas de basura en la calle.

A unas cuadras de este coto, por la Avenida Inglaterra, en las áreas que están a un costado de la vía del ferrocarril los vecinos han intervenido ese espacio que antes sólo tenía zacate. Ahora lo han convertido en el jardín que les hacía falta dentro de la propiedad. Elena relata que cada vecino se encarga de arreglar el área que está enfrente de su casa.

Cada 14 días paga 200 pesos para que le den mantenimiento a su jardín que acondicionó con diferentes tipos de plantas de distintos tamaños. Dice que con el paso de los años ha invertido varios miles de pesos en su jardín al comprar piedrotas de adorno, palmeras y macetas grandes y chicas, de las cuales tiene tres colgadas en las ramas de un árbol.

Elena se queja de que los vecinos del otro lado de las vías del ferrocarril “no se encarguen del jardín que tienen enfrente. Ya lo dejaron morir”.

La multiplicación de los cotos fue generada por:

-La voluntad de alejarse de la ciudad y aproximarse a zonas con mayor proximidad a la Naturaleza.

-La voluntad de separación con respecto a familias de diferente nivel socioeconómico.

-La preocupación por la seguridad en términos de delincuencia (robos, asaltos, secuestros, etc).

-La  idea de  “vivir  tranquilos” protegiendo a sus hijos de los automóviles.

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