Jalisco | Por Juan Cano Forrat La Villa Panamericana, una importante decisión Juegos Panamericanos 2011 Por: EL INFORMADOR 24 de agosto de 2009 - 01:58 hs El 28 de mayo de 2006, la Asamblea General de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) decidió por unanimidad, al cierre de la segunda jornada y después de una completa presentación del anteproyecto de sede, que sería la capital tapatía donde se celebraría el evento deportivo. Así, Guadalajara, representada por su presidente municipal, Ernesto Espinosa Guarro, se comprometió en los siguientes 64 meses a “organizar los mejores Juegos Panamericanos de la historia”. Guadalajara se llevó de Buenos Aires y de la ODEPA, lo que tanto buscó a lo largo de una década. Ser sede de los Panamericanos del 2011, después de Río de Janeiro 2007. Han pasado casi 40 meses desde entonces y nadie sabe todavía dónde, cómo ni cuándo se va a construir la Villa Panamericana. Un sueño y un compromiso, que en estos momentos tiene un futuro muy incierto. En mi opinión, un evento de este calibre va más allá de circunstancias políticas, sociales o económicas de una ciudad o de un país. Es casi una cuestión de Estado, donde todos, sin excepción, independientemente de sus ideologías políticas, de sus intereses o de sus oportunidades, deberían sumar esfuerzos en pro de un resultado, si no espectacular, cuando menos digno. A Guadalajara se le ha ofrecido una gran oportunidad: ser el escaparate del mundo latino durante algo más de dos semanas. Se le ha ofrecido la oportunidad de mostrar su ciudad en todo su esplendor, de proyectarse internacionalmente, de presentarse ante el resto de ciudades como una gran metrópoli: moderna, vanguardista, histórica, orgullosa de sí misma, de su pasado y su presente, segura y esperanzada en su futuro. Todas las grandes ciudades que han tenido esta oportunidad, han aprovechado la situación para algo más que celebrar un torneo deportivo. En Barcelona (1992), la villa olímpica se ubicó en el litoral mediterráneo con la intención de rehabilitar un área degradada de la zona portuaria. Hoy es uno de los mejores barrios de Barcelona, gracias a un magnífico Master Plan y a la intervención de grandes y consagrados arquitectos. En Sidney (2000), se desarolló con motivo de la celebración de los juegos, el nuevo barrio de Newington, un claro exponente de modernidad y vanguardia. En Calgary (Canadá 1988), nació impulsado por este evento el barrio de Cougar Ridge, una de las áreas residenciales de mayor nivel en la actualidad. Todos hemos sido testigos hace muy poco tiempo de lo que China acaba de construir en Beijing para alojar a los atletas. La imagen de las instalaciones deportivas, adaptadas o construidas ex nuovo para celebrar las competiciones, o las Villas Olímpicas o Panamericanas, se han convertido, sin excepción, en la imagen de modernidad de las ciudades donde han tenido lugar. Las fotografías de estos complejos arquitectónicos modernos, transgresores algunos, pero indudablemente atractivos todos ellos, han dado la vuelta al mundo. La imagen de la pagoda Ling long de Beijing, los rascacielos de Seúl, o el Maremágnum de Barcelona, han sido visitados por millones de turistas gracias a esta espectacular publicidad. Y es que la arquitectura vende. La buena arquitectura, por supuesto. Por ello no es de extrañar que Nueva York proponga su candidatura a los juegos olímpicos del 2012 con un magnífico proyecto de Thom Mayne, o que en Soshi, junto a Georgia, en Rusia, se haya propuesto una modernísima Villa Olímpica para los juegos de invierno del 2014. Pero no hay que olvidar tampoco que la misión de la arquitectura no sólo es fascinar. La arquitectura tiene una importante misión: estar al servicio de la sociedad. Encontrar la manera de mejorar el entorno, de facilitar el desarrollo, de socializar las áreas urbanas, de proyectar el futuro de las ciudades. Si un evento de estas características abre la puerta para desarrollar una serie de proyectos de futuro, no hay que dudarlo. Se deben ejecutar. La ubicación de la Villa Panamericana en el parque Morelos no es ningún error. Aprovechar las sinergias es un síntoma de inteligencia. No creo que nadie dude que el Centro Histórico de Guadalajara tiene muchos y graves problemas. Desocupación, escasez de estacionamiento público, degradación de la edificación, envejecimiento de la población, etc., son problemas que algún día habrá que acometer, tal y como se ha hecho sistemáticamente en todos los centros históricos de los países civilizados. El proyecto de Bosco me parece un proyecto sensato, culto, que tiene los pies en el suelo, y lo más importante, es que su intervención en el Centro Histórico, como una operación de cirugía urbanística, provocará, sin duda, el inicio de la recuperación de esta parte tan importante de la ciudad. Este proyecto habrá que hacerlo, tarde o temprano, como se ha planteado o con modificaciones, aprovechando la celebración de los Panamericanos, o posteriormente, pero es indudable que existe una urgente necesidad de intervención en el Centro Histórico de Guadalajara. Lo que me parece, no ya inadecuado, sino incluso estrafalario, es la propuesta que he leído estos días en los medios, de ubicar la Villa en el Cerro del Cuatro, construyendo un fraccionamiento de vivienda social para alojar temporalmente a los atletas. Si esta propuesta se llegara a consolidar, la imagen internacional de Guadalajara como sede de los Panamericanos se vería seriamente dañada. Dudo que a ningún tapatío le haga gracia que digan de su ciudad que un fraccionamiento de vivienda social es lo mejor que ha podido ofrecer, que no han sido capaces de plantear un proyecto con calidad, con modernidad, reflejo de una sociedad culta, de primer mundo. Estoy convencido de que Guadalajara se merece tener una Villa Panamericana digna, un símbolo de su importancia, del privilegiado lugar que ocupa en el mundo, reflejo de su presente y de su futuro, y no se merece el anonimato que le puede suponer el demostrar que no es capaz de hacer sino más de lo mismo, porque no es cierto. Debería ofrecer al mundo un icono, un complejo moderno y estructurado, que demuestre que nada tiene que envidiar a otras grandes ciudades que sí lo han conseguido. Debería apostar sin miedos, sin complejos, seguros de conseguirlo, y esperanzados en enseñar al mundo lo que puede ofrecer esta gran ciudad. Guadalajara se merece eso y mucho más. Temas Villa Panamericana Juegos Panamericanos 2011 Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones