Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen ''Franeleros'' y espacio público Igual violan la ley los franeleros que los que viven en fraccionamientos cerrados y han privatizado calles y parques interiores Por: EL INFORMADOR 18 de mayo de 2010 - 05:56 hs ¿Qué es un franelero? a) Un prestador de servicios de vigilancia para automovilistas. b) Una extorsionador que exige pago de cuota por estacionarse. c) Un usurpador del espacio público. d) Todas las anteriores. La respuesta más acertada es la ‘d’. Cada quien habla del franelero como le va en la estacionada. Para muchos es un servicio, pues les resuelve el problema de asegurarles el lugar del estacionamiento, de manera ilegal y en detrimento de otros ciudadanos, pero es un servicio que están dispuestos a pagar porque en la cultura del agandaye, el gandaya es un prestador de servicios. Pero desde el punto de vista de un ciudadano común y corriente que busca estacionar su auto en un espacio público, en una calle, el franelero es un extorsionador, porque si no le pagas (en algunas casos es cuota fija, en otros a voluntad) hay una amenaza latente a la seguridad de las personas o de su auto. Eso aquí y en Chicago se llama extorsión, y es delito. Pero en cualquiera de las dos hipótesis anteriores, el franelero es un usurpador del espacio público. Hace del espacio público un negocio privado. Privatiza (igual que Salinas, pero en escala mini) un bien público, por el cual además los ciudadanos pagamos previamente: las banquetas, las calles, los parques no se construyeron de la nada y por la linda cara de los políticos, por el contrario, se construyeron muchas veces a pesar de los políticos y con el esfuerzo de todos los ciudadanos que pagamos impuestos por vivir en la ciudad, (predial) por trabajar en la ciudad (impuesto sobre la renta) y por consumir en la ciudad (IVA). Desde esta perspectiva no hay, como pretende el alcalde de Guadalajara, franeleros buenos y franeleros malos. Los hay unos más nocivos que otros, pues unos además de usurpar el espacio público son ladrones, pero todos violan la ley. Pero igual violan la ley los franeleros que los que viven en fraccionamientos cerrados y han privatizado calles y parques interiores. En el 90% de los casos, las calles y los parques de esos fraccionamientos están registradas como donaciones (donaciones obligadas por la ley, pero así se llaman), es decir como espacio público. Con qué cara y con qué argumento el Ayuntamiento va a impedir que los franeleros, por lo general personas necesitadas y de escasos recursos, se agandayen del espacio público para hacer negocio si permite que los más acomodados se apropien de los espacios por motivos de seguridad. El espacio público no es ni de los franeleros, ni de los apartalugares, ni de los que viven en cotos, ni del alcalde que graciosamente decide quién sí puede y quién no, apropiarse de lo que es de todos. El espacio público es nuestro, por eso y para eso pagamos impuestos. Temas Diego Petersen Farah En tres patadas Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones