Martes, 04 de Noviembre 2025
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

El milagro que no llega

Si algo queda claro es que si Chapala ha mejorado o empeorado, poco o nada ha tenido que ver con los chapalólogos

Por: EL INFORMADOR

Dice sabiamente Jaime García Elías que para Chapala existen dos salidas posibles: la técnica y la milagrosa. La técnica es llevar a la Virgen de Zapopan y rezar para que se llene el lago; la milagrosa es que los técnicos, y los que se dicen técnicos, logren acuerdos y se pongan trabajar. En la tan esperada reunión de Living Lakes en Chapala, el milagro no ocurrió. Fueron los mismos, hablaron de lo mismo sin aportar un solo dato nuevo ni una visión distinta. Para colmo, esos mismos se dedicaron a grillarse entre ellos mismos. Si algo queda claro es que si Chapala ha mejorado o empeorado, poco o nada ha tenido que ver con los chapalólogos. Al contrario, ha sobrevivido a “Amigos del lago” que aprovecharon las secas para robarse un trozo, y a “técnicos” que gracias a que no tuvieron presupuesto, no lo cercenaron. Por suerte existen otros técnicos, así a secas y sin comillas, casi anónimos, que hacen su chamba, y que han aportado pequeños granos de arena para que el lago siga ahí.

Hace 25 años, el ingeniero Jorge Matute Remus organizó en la entonces Cámara Nacional, hoy Mexicana, de la Industria de la Construcción, un foro permanente sobre Chapala. Todo aquel que tuviera algo que decir o aportar sobre Chapala, desde cualquier punto de vista, se inscribió y durante casi un año, todos los miércoles se discutió todo tipo de asuntos sobre Chapala. Igual se habló de temas puntuales que se presentaron las ideas más locas. En aquellos días se plantearon los mismos problemas y los mismo mitos, que hoy se repiten en torno al lago.

Pero los temas fundamentales siguen siendo dos: calidad del agua, y la cantidad y administración de ésta. Hoy la calidad del agua es mejor que hace 25 años; no es la ideal ni la que todos quisiéramos, pero se logró parar un proceso de deterioro que, de acuerdo con las visiones apocalípticas de aquellos años, marcaba una tendencia para que en estas fechas el lago estuviera muerto.

 La instalación de plantas de tratamiento a lo largo del Río Lerma y en las poblaciones ribereñas sin duda ayudó, pero la contaminación por usos agrícolas sigue fuera de control. La administración de los recursos hidráulicos es el gran tema a discutir. El Lago es cíclico, sí, pero el aumento de la presión por parte de los agricultores de la cuenca del Lerma hace que las bajas, que son naturales, sean más evidentes y pronunciadas.

La única novedad importante en términos ecológicos para el lago, es la designación de este vaso como sitio Ramsar (es decir que se designó como un humedal protegido que debe administrarse con los criterios de la convención de Ramsar de 1971) lo que es una presión para mantenerlo más limpio y más lleno. Pero, como el milagro sigue sin ocurrir, hay que seguir apostando por la solución técnica de García Elías: preparemos la próxima llevada de la zapopana.

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