El equipo de Emilio (II): la ofensiva

Si algo es evidente en el equipo de Emilio González Márquez, es que está partido en la media cancha (la verdad, por lo menos para mí, esto nunca es evidente, pero como todos los comentaristas lo dicen, tenía que ponerlo para que parezca que sí conozco algo de futbol). Pero más allá de eso tan evidente que no lo es tanto, lo cierto es que el gabinete económico, encargado de meter los goles, poco o nada tiene que ver con la defensiva integrada por el gabinete de seguridad y el gabinete social.

La ofensiva emiliana está conformada por el secretario de Finanzas, José Luis de Alba, como medio de enlace; el secretario de Promoción Económica, Alonso Ulloa como creativo, y dos puntas, Turismo y Desarrollo Urbano, con Aurelio López Rocha y Sergio Carmona, respectivamente. En efecto, en el equipo de Emilio hay otros jugadores, pero para efectos de esta columna, simplemente no caben porque un equipo de futbol es de 11, y pensándolo bien, la verdad es que las otras secretarías salen sobrando. (Moraleja, hay que aprender del futbol: un equipo de más de 11 no hay manera de acomodarlo, se terminan estorbando y peleándose entre ellos por los balones, como de hecho sucede en el gabinete).

La ofensiva del gabinetazo tiene dos problemas. Por un lado, al medio que debería repartir juego, el secretario de Finanzas, se le ve más cargado a la defensiva y anda más preocupado por la recuperación y el control del balón (vulgo, billete) que por repartir juego (pase que no trae cheque, no es pase es balonazo). El creativo, el que lleva la estrategia económica del Estado, Alonso Ulloa, está junto con los punteros aislado allá arriba. Cuando alguno de los tres toma un balón se lanzan a tratar de meter gol y de repente hasta se acompañan y hacen una jugadita de conjunto, pero no está claro para nada cuál es la estrategia ni cómo juega el equipo cuando va a la ofensiva.

La delantera de Emilio tiene el síndrome del Atlas. No se puede decir que jueguen mal, mucho menos que no sepan jugar, pero soban mucho el balón, hacen mucha pirueta, no falta quién se aviente una chilenita para el regocijo del público, pero meten pocos goles. La cantidad de proyectos que no se concretan en el Gobierno del Estado es proporcional a la cantidad de oportunidades de gol que fallan los del Atlas (ya sé que las Chivas también fallan un montón de goles, pero de esos no hablo porque sí  duelen).

El cuerpo técnico del gabinetazo es otro boleto. Ahí sí que la banca está llena de jugadores de pantalón largo. Entre el secretario de Planeación, Víctor González Romero (el Mario Carrillo de Emilio), el coordinador de Innovación, Herbert Taylor (que, dicen, es como Manolo Lapuente, que dirige desde la tribuna) y el resto de los coordinadores, asesores y staff , aportan todos su granito de arena, o en su defecto su puño de tierra, para decirles a los de adentro cómo deberían jugar.

Cualquier parecido entre el Atlas y el gabinete de Emilio es mera coincidencia, porque a fin de cuentas esto no es otra cosa que un divertimento y una excusa para hablar de futbol (¿acaso hay otro tema?).