Dilma Rousseff, indignada por proceso de impugnación

RÍO DE JANEIRO, BRASIL (02/DIC/2015).- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, expresó su "indignación" por la decisión del líder legislativo Eduardo Cunha de aceptar un pedido de juicio político en contra de ella, aunque se mostró segura de que no prosperará.
 
"Recibí con indignación la decisión del presidente del Congreso de procesar el pedido de juicio político (impeachment) contra el mandato democráticamente concedido a mí por el pueblo de Brasil", dijo la mandataria, con un tono firme y el rostro serio.
 
En una solemne y breve declaración ante la prensa en el Palacio del Planalto, sede de la presidencia de Brasil, Rousseff dijo que está "tranquila" y convencida "sobre la improcedencia y el archivamiento" de la causa.
 
"Son inconsistentes e improcedentes las razones que fundamentan este pedido", aseveró la mandataria, acompañada por varios ministros de su gabinete.
 
"Mi pasado y mi presente atestiguan mi idoneidad e incuestionable compromiso con las leyes y las cosas publicas", dijo Rousseff.
 
El gobierno brasileño estudia si recurrirá ante el Tribunal Supremo Federal contra la decisión de Cunha, basada en acusaciones contra Rousseff por supuesto incumplimiento de la ley en el manejo de las cuentas públicas.
 
La presidenta recordó que el propio Cunha está acusado ante la fiscalía de estar involucrado en la trama de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.
 
"No hay ningún acto ilícito practicado por mí, no hay sospecha de desvío de dinero publico, ni tengo cuentas en el exterior, ni escondí bienes personales", dijo en clara alusión a Cunha, quien enfrenta una investigación de una comisión del Congreso.
 
Cunha negó durante meses que tuviera cuentas en el exterior, pero documentos oficiales aportados por Suiza mostraron que el polémico político conservador tiene cuentas bancarias en las que habría recibido cinco millones de dólares en propinas ilícitas.
 
Rousseff, que inició su segundo mandato en enero y enfrenta índices de impopularidad históricos que rebasan el 66 por ciento, dijo estar tranquila ante los futuros acontecimientos.
 
"Tengo la convicción y la absoluta tranquilidad respecto a la improcedencia y el archivamiento del pedido de juicio político", dijo Rousseff, que en una nueva alusión a Cunha aseveró que "no podemos permitir que intereses personales debiliten la democracia del país".
 
El conservador Cunha admitió este mismo miércoles a trámite el pedido de la oposición para iniciar un proceso contra Rousseff, que será turnado a una comisión especial parlamentaria para su análisis.
 
Si la comisión estima que existen fundamentos jurídicos para procesar a la presidenta, el plenario del Congreso votaría la eventual apertura del juicio político, para lo que se necesita el apoyo de dos tercios de la Cámara Baja (342 votos de un total de 513).
 
Superado ese trámite, la medida pasaría al Senado, donde se necesitarían también dos tercios de los votos para suspender del cargo a la presidenta, quien sería sustituida por el vicepresidente.
 
Ese proceso, desde la apertura de la comisión especial hasta la votación en el Senado, puede demorar meses, pero la decisión de Cunha supone un escalamiento en la crisis política que enfrenta Brasil desde inicios de año.
 
La situación está agravada por una recesión que alcanzó el 3.2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) para los primeros nueve meses de 2015.