Hace unos años, cuando él cumplió 80, ya se veía venir. Estaba mayor y seguramente le iba a pasar factura el haber sido un fumador empedernido.En esa época le pregunté a varios jóvenes (entre ellos a mis hijos y sus amigos) si sabían quién era Rius, y tristemente nada. La vorágine cultural que vino después de los años 70 lo devoró y casi lo borró del mapa. Quizás quedó por ahí en el culto de algún despistado que fue a buscar en alguna librería de lo viejo sus libros y sus comics. Porque hasta la editorial desapareció.Me siento muy emocionado de haberle conocido y haber estado cerca de él.Inicié mis armas en el periodismo precisamente en la misma editorial que publicaba Los Agachados, el cómic más importante de crítica política y de divulgación de cultura alternativa de los años setenta, que todavía llegó con singular fuerza a los ochenta para finalmente morir. Rius ya no lo quería hacer porque estaba cansado. Los Agachados le obligaba a realizar una investigación a fondo cada 15 días (no existían ni Google ni Wikipedia) y desarrollar el tema a manera de cómic. Además, era mucho más que dibujar, porque le encantaban los collages y tenía una gran colección de viñetas con las que iba enriqueciendo los monitos.Cuando Los Agachados moría tuve la fortuna de ser parte de un proyecto de rescate de ese cómic en el que yo haría la investigación y dibujaría “los monitos (tengo mi faceta de monero), y él dirigiría y supervisaría el trabajo. Me sentí muy halagado. Al final no quiso, recuerdo una larga y sesuda charla que tuvimos sobre su negativa porque, además de que Los Agachados era “su hijo”, estaba consciente que por mucho que yo trabajara, él terminaría involucrándose y haciendo la mayor parte de la chamba.El caso es que Rius, para mi generación, fue el referente cultural más importante; gracias a él nos metimos a la cultura alternativa de los años setenta, y conocimos de temas y autores que después leeríamos apasionadamente. Fue nuestra primera aproximación a Marx, a Mao y a la Cuba Revolucionaria. Y también al Jazz, y al vegetarianismo y la medicina natural.Siempre irreverente, siempre iconoclasta, la primera era de Los Agachados es una extraordinaria revisión histórica del México Prehispánico, pero en monitos. Una joya, que espero que ahora a su muerte se reedite y tengamos la oportunidad de volverla a leer porque todos aquellos libros y cómics se los llevó alguna mudanza y nunca más volvimos a verlos.Y de él siempre tendremos el mejor de los recuerdos.Tipazo. Todavía lo entrevisté para la tele y fue una charla maravillosa en la que incluso participó mi hijo Enrique que no tendría más de 8 años. Así era la generosidad de Rius.Y guardaré para siempre una dedicatoria de él en un libro, “Con permiso de Doré”, en que hizo una revisión irreverente de los grabados de Gustav Doré para la Biblia, y que tuve la fortuna de prologar, y que él me dedicó escribiendo: “Para Pablo Latapí, coautor aunque en poca medida, de este libro, con afecto Rius”.Gracias, y en sus páginas nos seguiremos encontrando.