Dicen que el hombre es el único animal que se cae en el mismo hoyo varias veces.Parece que no aprendemos de la experiencia y volvemos a repetir el mismo error.Como si dejáramos de fijarnos en las cosas que nos llevan a hacer las mismas tonterías.Si ya sabemos que algo está mal y que no lo debemos de hacer, ¿para qué lo hacemos de nuevo? Somos seres que nos tropezamos varias veces con la misma piedra.Es extraño, pero así es. Con esa condición humana tenemos que seguir adelante.¡Ah, pero eso sí, lo debemos de tomar muy en cuenta!Si ya sabemos que vamos a caer en el mismo bache, hay que taparlo lo más pronto posible. Porque si no, de seguro caeremos de nuevo.Pero, ¿cómo es tapar un bache en los errores que repetimos? Pues fijarnos muy bien dónde está y cerrar toda opción para no acercarnos a él.Es decir, si eres alcohólico ni te acerques a un bar; si te gusta la pornografía ni si quiera enciendas la TV; si padeces de la adicción a los juegos (ludopatía) ni se te ocurra meterte de nuevo a un recinto de apuestas, ni compres la última versión de tus consolas y videojuegos preferidos.La lucha interna es feroz entre desear ir de nuevo a caer al mismo agujero o evitarlo.La posible razón para hacerlo, es que tenemos distorsionada la realidad. El bache, no es tan bache y el error, no es tan error.Hay algo de placer en volver a meter las narices en la misma ratonera y volver a oler el queso que de seguro nos lleva de nuevo a quedar atrapados.Es una sensación de riesgo que tiene sabor a una adrenalina que nos mantiene motivados a seguir adelante con las fechorías, que aunque sabemos que nos hacen daño, las seguimos acariciando. Y entonces la justificamos y la hacemos nuestra, tropezarnos con la misma piedra no es siempre un error. Tiene algo de placer, tiene algo de atractivo y sin tenerlo muy consciente lo buscamos a pesar de los riesgos y el dolor que nos pueda ocasionar.Volvemos a hacer lo que parece malo, simplemente porque ante nuestros ojos, no es tan malo. Más bien tiene algo de atractivo que nos gusta abrazarlo.No es que los seres humanos seamos tan torpes al gustarnos caer en el mismo hoyo, sino que hasta en hacerlo, le encontramos algo que de placer.Es una extraña y agradable emoción por el riesgo de intentarlo de nuevo, aunque me vuelva a tropezar.