Una tragedia de tal magnitud suprime el porvenir de miles de personas.Desde lo ocurrido en la región del sureste de nuestro país y a través de los diferentes medios de comunicación venimos siendo testigos de la tragedia y soledad que viven los habitantes de las localidades dañadas, la devastación ha sido terrorífica tal que por lo menos debe escaldarnos el alma. El patético sismo es un urgente llamado a todos los mexicanos para que en la medida posible de cada uno de nosotros acudamos al apoyo y la solidaridad. Resulta inverosímil y perturbador que tan pronto el gobierno y la sociedad comenzó a organizarse para sumarse a tareas de limpieza y reconstrucción hayan aparecido los primeros actos de rapiña que vuelven aun mas perturbador el panorama. Vivimos concientes de la alta descomposición moral que ocurre en todas las sociedades incluyendo la nuestra, pero aprovecharse de la tragedia para delinquir es un acto que no tiene nombre.Hasta ahora habrá que reconocer la actitud, próxima y solidaria, del presidente Peña Nieto, ni escasez ni reticencias, su franca postura de comprensión, verdadera preocupación y tolerancia es digna de tomar en cuenta. La tarea es obvia, evaluar daños, para planear acciones después y aquí, precisamente en este accionar, es donde la vigilancia de cada tarea se vuelve asunto de primera importancia. Ya se han vivido tragedias que han dado paso a la corrupción vil y traicionera, hay que tomar en cuenta que la reconstrucción será una larga, muy larga tarea, además de que participaran entidades de gobierno federal y estatal de muchos ordenes. “El hacer una cosa por la otra es lo mesmo que mentir” decía el ingenioso Miguel de Cervantes”.Por ningún motivo la reconstrucción deberá convertirse en un mar de conflictos, vandalismos y corrupciones, es ahí donde se generan las mutuas acusaciones, ineficiencias, deshonestidades y alcahuetes postergaciones -el ya famoso socavón es un ejemplo-. Los trabajos de reconstrucción serán largos y porque no decirlo penosos, mayor razón para impedir discordias, culpas y acciones de latrocinio. Esperemos que los responsables entiendan que hay tragedias que dan lugar a renacimientos, de alguna manera estos destructivos sismos con todo y su poder destructor abren la puerta a posturas de reconciliación y de justa armonía social.Es lamentable que las zonas de mayores daños hayan afectado a personas que vivían en las peores condiciones, ahí es donde dada esta condición, debe haber mayor seguridad en cuanto a las obras de reconstrucción y por supuesto que en la medida de lo posible sean las zonas prioritarias. Los diferentes niveles de gobierno, federal y estatal, tienen la gran oportunidad de reconciliarse con sus gobernados sanándoles pesares que les tonifique la confianza: honestidad y fidelidad son las llaves maestras de esas puertas. La tarea insisto es larga y altamente retadora. Funcionarios de muchas dependencias y de diferentes niveles estarán al frente de la enorme y complicada tarea, ¿estarán dispuestos todos ellos a trabajar bajo la custodia de valores morales? o seremos testigos de otra parodia como la del ya famoso “socavón”? tomen en cuenta aquellos de mayor jerarquía que si por presiones de tiempos políticos las ordenes se dan a gritos no suelen acatarse. La actitud emocionalmente depresiva bajo la que viven miles de compatriotas debe ser atendida con una postura de conmiseración. Ya veremos que nos dice el paso del tiempo.
