Es el enemigo más difícil de vencer y lo peor del caso es que lo traemos dentro y todo el santo día. Ni modo: hemos de aceptar que no se puede eliminar, hasta donde yo sé, y, si alguien tiene una receta para deshacerse de él, pues para pronto a publicarla: será un éxito. Por ahora me conformo con saber que se puede desinflar un poco más y, sobre todo, no dejarlo crecer, pues ya de por sí, entre la vanidad y el orgullo, amanece inflamado todos los días. La pomada adecuada para un tratamiento más efectivo comienza por darse cuenta de que está ahí, a veces dando la cara, otras con consejos oportunos y malévolos y las más de las veces muy bien camuflado, hasta francamente enmascarado. El ego puede ser altamente tóxico, o simplemente estimular una lucha adecuada para salir de muchos atolladeros que nos suele plantear la vida. Uno de los pasos más importantes que hay que dar es dejar de sentirnos ofendidos por tantas cosas que nos dicen, acusan y hasta falsifican de nuestra manera de ser y de actuar. Vaya, no hay que darle importancia y hacerte el dolido y peor aún, la víctima. Porque en el fondo es el ego el que te está malaconsejado de que te sientas así. Al igual que creerte más que los demás, es un impulso por sentirte superior, y de verdad llegarte a creer importante. La realidad es que tu ego te está compensando tus sentimientos de inferioridad, para que te creas por encima de los otros. Y no es así: te estás engañando solo. Deja de competir y sentir que tienes que ganarle a los demás, ya libérate de semejante y estéril lucha. Eres lo que eres y no tienes que demostrarte que puedes ser el mejor. Simplemente hazlo lo mejor que puedas y deja de estar comparándote. De seguirle, fácilmente tu ego te lleva a la envidia y, claro, a sentirte orgullosamente mal y con ganas de ganar a como dé lugar. Libérate del estrés de comprar cosas inútiles y de marca sólo para convencerte de que sí puedes darte el gusto de comprártelas. Ya no le hagas caso a las gentes que te aconsejan que te las compres porque te las mereces: están inflando tu ego, junto a la vanidad. Ya deja de discutir y tratar de convencer de que tienes la razón, lo más probable es que quieras demostrar lo mucho que sabes y lo inteligente que eres, así que, en vez de hablar con la verdad, quizás está hablando tu ego y eso molesta e incomoda. Tener más cosas, acumular prestigio y aspirar a destacar son muestras de que tu ego es poderoso y lleno de ambición y codicia. Si te apetece vivir obeso mentalmente, sigue nutriéndote de todo cuanto te haga pensar en ti, y de lo maravilloso y grandioso que has llegado a ser. Humildad, sencillez y no pretender ser ni más ni menos. Una gran medicina.