La solicitud de los Charros de Jalisco de que se les concesionara el Estadio Panamericano de Atletismo por 45 años ha desatado una severa polémica. Lo primero que llama la atención, por estar fuera de toda proporción, es la periodicidad, pero no nada más. Es tan abusiva y fuera de toda lógica la pretensión de los dueños de Charros que más de alguno ha preguntado si no quieren que de pasada les escrituren la Virgen de Zapopan.El dueño del estadio es el municipio de Zapopan, porque el terreno sobre el que se edificó es propiedad del ayuntamiento. Para no perder el patrimonio, el cabildo zapopano lo que hizo fue concesionar por 50 años el uso al CODE, quien edificaría ahí un estadio de atletismo para los Juegos Panamericanos de 2011 y luego se quedaría con el inmueble para destinarlo a entrenamiento de alto rendimiento en Jalisco.El estadio le quedó grande al CODE: nunca tuvieron los recursos ni la capacidad para usarlo y mantenerlo de manera adecuada. El primer error fue haber construido un estadio que no se necesitaba. No pocas voces insistieron que era mucho mejor y más barato adecuar para los Juegos el Estadio Jalisco, pero en medio de los jaloneos e intereses políticos (recordemos que este estadio cambió cuatro veces de sede) la decisión fue construir ese gran estadio que al día siguiente de la clausura parecía condenado a ser un elefante blanco: el costo de mantenimiento era mucho mayor al que podía generar un estadio de atletismo. (El segundo fue construir un estadio de beisbol Panamericano en Lagos de Moreno que nadie pela). La llegada de los Charros solucionó el problema del uso del inmueble, aunque hizo evidentes otros, como la falta de infraestructura de transporte y movilidad en la zona y que muy pronto les pasó la factura a los vecinos.Con la excusa de que mantener el estadio cuesta 4 millones de pesos al año, a alguien en el Gobierno, con la excusa de que en todo el mundo y aún en México los gobiernos gastan en la infraestructura deportiva para los equipos profesionales, decidió que era una buena idea ceder “el problema” a los Charros y que ese dinero se dedicara a becas deportivas. Pero la propuesta no tiene lógica alguna. A precios del CODE, cuyo tabulador establece que la renta de ese estadio es de 60 mil pesos diarios (muy por debajo por cierto de los precios comerciales) Charros debería pagar pesos más o menos 7 millones de pesos por los cuatro meses que dura la temporada. Eso permitiría pagar el mantenimiento anual, dedicar tres millones a becas y rentarlo o usarlo para eventos del CODE el resto del año. Además de ello debería establecer con el Gobierno de Zapopan un programa de inversiones que mitigue el efecto sobre los vecinos.Una de las cosas que más criticaron los priistas de los gobiernos del PAN, y con mucha razón, fue el uso de recursos públicos para fines privados. Ahora el Gobierno priista está cayendo exactamente en lo mismo que criticó.