Sábado, 11 de Octubre 2025

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Mary Douglas

Por: María Palomar

Mary Douglas

Mary Douglas

En 1995 el suplemento literario del Times de Londres publicó una lista de “los cien libros que más han influido en el discurso público occidental desde la Segunda Guerra Mundial”. Están entre ellos, previsiblemente, obras de Camus, Orwell, Wittgenstein, Sartre, Solzhenitsyn... Sólo hay cuatro autoras entre ellos: Simone de Beauvoir, Hanna Arendt, Jane Jacobs y Mary Douglas. La más académica es Douglas: sus libros siguen hasta la fecha siendo lectura obligada para los estudiantes de ciencias sociales, y en particular su clásico Pureza y peligro: análisis de los conceptos de contaminación y tabú (de 1966, pero que sólo en 2000 fue publicado en español por Siglo XXI).

Mary Douglas nació en San Remo, Italia, en 1921 y murió en Londres en 2007. Estudió en el colegio del Sagrado Corazón en Roehampton, Inglaterra, y en la Universidad de Oxford, donde fue discípula del célebre antropólogo Sir Edward Evans-Pritchard. Se le considera la más importante continuadora de la línea de Durkheim en la segunda mitad del siglo XX. Se le ha comparado con Bourdieu, Gellner, Lévi-Strauss; fue una de los pocos antropólogos capaces de dialogar con filósofos, historiadores y literatos. Sus méritos intelectuales se vieron coronados con su nombramiento como Dama del Imperio Británico poco antes de su muerte.

En sus cerca de 20 libros (ocho de los cuales han sido traducidos al castellano) Douglas aborda una extraordinaria variedad de temas: desde las etnias del Congo hasta el análisis literario de la Biblia (El Levítico como literatura, Gedisa, 2006), pasando por el análisis de las instituciones (Cómo piensan las instituciones, Alianza, 1996)  y del consumismo en la sociedad actual. Nada le es ajeno; le interesan las leyendas de los pueblos antiguos y contemporáneos, la comida y la bebida, los ritos y las religiones, la protesta juvenil de los sesenta y las bases sociales de las creencias, la disciplina y la jerarquía...

Mary Douglas no tuvo una carrera académica tradicional, aunque fue catedrática en Inglaterra y en Estados Unidos. Uno de sus colegas, Adam Kuper, la califica de “genio del pensamiento lateral”, y afirma que su característica fue su capacidad de percibir afinidades entre fenómenos al parecer inconexos. Mary Douglas mostró cómo nuestra idea de lo que es “natural” siempre está filtrada por categorías socialmente construidas de lo bueno y lo malo, lo sagrado y lo profano, lo seguro o lo peligroso o lo ambiguo. El tabú es la violación de las clasificaciones. Confesaba que a veces deducía principios generales a partir de sus faenas domésticas: “Lo sucio es materia fuera de su lugar”. Era tan inteligente que seguía repensando todo y sin empacho alguno admitía sus equivocaciones, como cuando en 1999 (en El Levítico...) corrigió algunas de sus propias tesis de Pureza y peligro acerca de los tabúes alimentarios en la Biblia.

En inglés existe una estupenda biografía, Mary Douglas: An Intellectual Biography, de Richard Fardon (Routledge, 1999).

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