Valió la pena mantener la calma a lo largo de los últimos 8 días, por lo menos aquellos empresarios y emprendedores que tenían que cubrir compromisos en dólares se ahorraron 33 centavos mexicanos por cada dólar americano que compraron. Esto, al no hacer compras de pánico el pasado miércoles 26 de agosto cuando el dólar llegó a cotizaciones de $17.18 pesos por dólar y aprovechar la oportunidad, como premio a su confianza en la fortaleza económica de nuestro país, de comprar el día de ayer los mismos dólares pero por debajo de los $16.85 pesos por dólar.Creo que lo anterior es una básica y sencilla evidencia, a pesar de que seguiremos sufriendo una verdadera montaña rusa con nuestro peso y el dólar; de que ya no aplica la reglita que en algunos casos aprendimos con sangre: “devaluación igual a crisis económica”.Además, tal como lo analizamos la semana pasada, es un hecho que la depreciación que ha sufrido nuestra moneda no corresponde, ni a la fortaleza que hoy tiene la económica de nuestro país, ni al nivel de confianza que tienen los inversionistas extranjeros en México y menos es presagio de una crisis económica.A continuación analizaremos otros perspectivas sobre la situación económica de nuestro país, derivadas del último reporte publicado por el Banco de México. Esto con el ánimo de abonar a la necesaria ecuanimidad, que especialmente considero conviene mantener en este momento, para evitar desenfocarnos o tomar decisiones que pudieran afectar tanto los resultados de nuestras empresas como algunas de sus oportunidades de expansión:Sobre el comportamiento de la inflación, las tasas de interés y los salarios, el Banco de México señalo en su referido ultimo informe: “La alta correlación histórica entre la inflación y la depreciación cambiaria se rompió hace más de una década gracias a la autonomía del Banco de México, la cual significa la existencia de una entidad dentro del Estado con el mandato prioritario de mantener una inflación baja yestable. Esto último se ha logrado, a juzgar por el hecho de que al día de hoy gozamos de la inflación más baja en cuatro décadas. De ahí que las expectativas de inflación en el futuro se han mantenido bajas y bien ancladas. Además, lo anterior ha permitido que las tasas de interés también se encuentren a niveles históricamente bajos y que los salarios reales vengan creciendo fundamentalmente al mismo ritmo que la productividad, lo que ha redundado en que los costos de las empresas por estos factores no se hayan vistos afectados por la depreciación (del peso frente al dólar)”.También resalta en dicho informe el hecho de que el Banco de México puntualice: “Las autoridades financieras hemos respondido de forma activa, en congruencia con el régimen de tipo de cambio flexible vigente en México. Las medidas tomadas por la Comisión de Cambios han sido efectivas para que los movimientos en el mercado cambiario se den de manera ordenada, evitando una escasez artificial de divisas. En el Banco de México estamos vigilantes para evitar que las turbulencias en el mercado de divisas propicien un alza en las expectativas de inflación, y no dudaremos en actuar mediante aumentos de la tasa de interés de referencia para atajar cualquier presión inflacionaria”.Por todo lo anterior, sigamos enfocados en hacer lo que nos toca: trabajar para incrementar las tasas de crecimiento y rentabilidad de nuestras empresas, conscientes de la nueva realidad de nuestro entorno, derivada de un mundo globalizado.Creo que vale la pena concluir nuestro análisis con una frase de Agustín Carstens Gobernador del Banco de México: “Los mexicanos estamos ante un nuevo escenario económico mundial que es sin duda desafiante. Los países exitosos serán los que consigan ofrecer estabilidad financiera con crecimiento económico sostenido. De nosotros depende conseguir esa combinación virtuosa”.
