Por Emilio Fernando Alonso Nacido en el seno de una aristócrata familia brasileña el 21 de marzo de 1960, sus padres fueron Neide Senna y Milton da Silva, ambos, miembros de familias reconocidas en Sao Paulo por su esmerada educación y múltiples empresas, el pequeño que fue bautizado a la usansa portuguesa, primero su nombre de pila Ayrton, después el apellido materno Senna y en segundo término el Da Silva, apellido de su padre. Por ese entonces nada hacía suponer que el pequeño Ayrton se convertiría en uno de los mejores pilotos de su tiempo, pues los esfuerzos de sus padres estaban basados en darle una sólida educación y preparación para ponerlo al frente de las prósperas empresas familiares, pero él tenía otros planes y otros intereses y desde que comenzó a correr en pruebas de karting siendo un adolecente, Ayrton Senna da Silva daba mucho de qué hablar aún y cuando esta actividad considerada peligrosa por sus familiares, no contaba con la aprobación de sus padres en un principio. De hecho, su hermana Vivianne, quién vive actualmente en Sao Paulo, y es quién maneja las múltiples empresas familiares, reconoce que a ninguno de los familiares cercanos de Ayrton Senna le gustaban las carreras y tuvieron que interesarse cuando el joven piloto brasileño emigró a Europa para incursionar, primero en la Fórmula 3 de Inglaterra, y después cuando dio el salto a la Fórmula Uno firmado por la escudería Toleman, de donde brincaría después a Mac Laren Mercedes, y por último a Williams- Renault, en uno de cuyos autos, encontraría la muerte el 1 de mayo de 1994, cuando apenas tenía 34 años de edad, y ya era tricampeón mundial de pilotos en el Gran Circo. Era tan rápido y agresivo en las pistas, que tuvo varios incidentes polémicos en su carrera, dos de ellos muy significativos con el piloto francés Alain Prost, pese a que ya eran en ese tiempo, compañeros en la escudería MacLaren Mercedes. Sucedieron ambos incidentes en el Gran Premio de Japón, que a principios de la década de los noventa, era el último Gran Premio de la temporada de Fórmula Uno. En ambos casos hubo roces y alcances de los pilotos, acusándose uno al otro de manejar de forma imprudente. Por cierto, ambos incidentes sirvieron para definir al campeón mundial de pilotos en la Fórmula Uno, ganando un campeonato cada quién tras ese par de accidentadas carreras. Alain Prost, apodado “El Cerebro” por su frío y calculador manejo, así como “El Profesor”, era todo lo contrario al espectacular y belicoso piloto paulista, pero ambos idolatrados por un gran número de fanáticos a las carreras, que aún hoy continúan discutiendo si los contactos entre ambos fueron prefabricados, o producto de su gran rivalidad en las pistas. Ayrton Senna da Silva fue heredero y continuador de otros grandes pilotos brasileños, también campeones del mundo en su momento, como Emerson Fittipaldi y Nelson Piquet, así como contemporáneo de su compatriota Rubens Barrichelo, el austriaco Gerhard Berger, el italiano Michele Alboreto el alemán Michael Sumacher, el inglés Nigel Mansell y por supuesto, su enconado rival francés, Alain Prost. Senna está sepultado en el panteón de Morumby en Sao Paulo, Brasil, donde sus habitantes tratan de emular en las transitadas calles paulistas a su ídolo, acelerando a fondo y con no pocos accidentes provocados por el exceso de velocidad. Ahí vive su hermana Vivianne, madre del joven y prometedor piloto Bruno Senna, que viene siendo sobrino del malogrado Ayrton, y trata de emular las hazañas de su famoso tío, que esta semana ha sido recordado con diferentes actos por la Fómula Uno, contando con la presencia de pilotos, ingenieros, mecánicos de su tiempo, y público en general. Mañana se cumplen 20 años de su trágica muerte en la “curva maldita” de Tamburelo, en Imola, un enclave en territorio italiano, donde se corre el Gran Premio de San Marino, que unos días antes durante las pruebas de calificación, había cobrado la vida del piloto novato austriaco Roland Ratzenberger, y a punto estuvo de llevarse también al brasileño Rubens Barrichelo, gran amigo de Ayrton Senna da Silva, quién lo acompañó en el hospital hasta que le dijeron que “Rubinho”, como le decía de cariño, estaba fuera de peligro. Senna da Silva fue a la cita con su destino muy afectado anímicamente por la muerte de Ratzenberger y el accidente de Barrichelo, pero eso no le impidió acelerar a 300 kilómetros por hora, estrellándose contra el muro de contención de la curva “maldita” de Tamburelo, muriendo en el acto, pues la varilla del volante le perforó la visera de su casco y penetró por un ojo hasta el cerebro provocando su muerte instantánea, pese a que los organizadores de la carrera ocultaron el hecho, y lo trasladaron en helicóptero a un hospital de Bolonia, donde cuatro horas después del percance, anunciaron su muerte de manera oficial. Hace 20 años de esto, mas, paradójicamente, cuando Ayrton Senna murió, nació su leyenda y aún se le recuerda como un piloto arrojado, agresivo y espectacular.