Esto es un negocio, y la industria boxística lo mantiene en proceso ascendente. Si Jack Dempsey lo sacó de los densos túneles para presentarlo ante la sociedad en los años 1920, Muhammad Alí, lo comercializó a los más altos niveles, genialidades, dentro y fuera del ring, que han sido copiadas para continuar cautivando al público del boxeo. Ray “Sugar” Leonard, Héctor “Macho” Camacho, Mike Tyson, JC Chávez, Jorge “Maromero” Páez, algunos de los distinguidos que atrajeron a las mayorías por su irresistible influencia. Siguió el farsante Manny Pacquiao, “quien mantuvo vivo al boxeo”, dijo José Sulaimán. Hoy, las lámparas de la fama, se colocan en la humanidad de Floyd Mayweather Jr. y Saúl “Canelo” Álvarez, en años, más de un decenio, que registran la casi extinción de los arrebatadores pesos completo. Copias de las genialidades de Alí, para que la maquinaria produzca millones de dólares, pagas de fantasía. Declaraciones convencionales que funcionan, aun poco originales y acomodaticias, como la de Saúl “Canelo” Alvarez, el domingo en la Ciudad de México, “Hay mucha gente que no cree que voy a ganar, pero el 14 de septiembre todos se darán cuenta. Uno de ellos es José Sulaimán”, quien calificó la actitud del pugilista azteca como “infantil y grosera”. Además señaló: “Lo importante es la pelea. Lo que dijo lo tomo como una broma. Saúl es un jovencito que todavía no tiene la madurez de un hombre. Es un niño que no piensa y que cometió una grosería. Son cosas de su juventud”, según la agencia EFE. En 1992, Rogelio Robles, promotor de boxeo, y quien fuera presidente de Azteca Promotions, propuso con toda seriedad a sus colaboradores, que Alejandro “Cobrita” González, reventara una pera loca en los entrenamientos que realizaba en Guadalajara, con la ayuda de algún truco, para levantar el rating de la pelea que sostendría en la Arena Coliseo local. El comentario provocó sonoras carcajadas, quedó en vacilada. Un acto chambeado que el público jamás creería. Si el “Canelo”, declaró con toda seriedad el domingo en la Ciudad de México, también es interesante recordar que la fama de super estrella, de rompe taquillas en la Unión Americana, llevaron a Óscar de la Hoya a declarar en 1999 que no pagaría más en el futuro tarifa alguna estipuladas por las organizaciones que rigen destinos del boxeo profesional; fue como una declaración de independencia, prácticamente hacia el CMB, que se llevaría una bolsa del 3% de los ocho millones de dólares que ganaría el californiano ante Shane Mosley en 2000, y con quien perdió. Sulaimán, tras escuchar lo anterior fue claro: “Si no hay organizaciones mundiales, ¿quién los representará para el campeonato?... pues nadie. El boxeo es un deporte de campeones, si no hay campeones, no hay boxeo”. Bob Arum, presidente de Top Rank, hasta antes del 17 de junio de 2000, seguía considerando a su producto Óscar de la Hoya, en un artículo de primera necesidad para los aficionados: “El es quien mete a la gente a las arenas y al pago por evento”. Alguna vez el propio Bob Arum, comentó que Óscar de la Hoya no necesitaba de ningún título para seguir siendo una auténtica figura del boxeo. Sin embargo, después de perder con Mosley, el “Golden Boy” declaró que creía no volver a un ring, por una cascada de desaciertos, en los que se incluye la separación de Jesús “Cholain” Rivero, de su equipo de trabajo, y que marcó el declive de De la Hoya… Y por ahí estaré atisbando.