El protagonista de la noticia de la semana que acaba de quedar atrás se llama Felipe Flores Velázquez…La información que lo involucra tuvo más resonancia, por ejemplo, que la desaparición de Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, quien se volvió ojo de hormiga –inalcanzable, de momento al menos, para el brazo de la justicia, supuestamente inexorable— cuando aún no se extinguían los ecos de su solicitud de licencia al cargo, dos meses antes de que concluyera, al efecto de —según sus propias palabras— abocarse a la legítima defensa de su reputación, lo que implicaba someterse al proceso derivado de las acusaciones relacionadas con el manejo deshonesto de fondos públicos que pasaron por sus manos. Tuvo más difusión, asimismo, que la extradición a México del empresario mexicano de ascendencia china, Zhenli Ye Gon, por su probable participación en delitos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia organizada, contra la salud y otros. Y mereció incluso espacios más prominentes que la información sobre la inminente e irreversible extradición de Joaquín “El Chapo” Guzmán a los Estados Unidos (un país cuyas cárceles, según dicen, son menos permeables que las mexicanas…), para que allá se escriba, en inglés, el capítulo final de su novelesca carrera delictiva.*Felipe Flores Velázquez era jefe de la Policía Municipal de Iguala, Guerrero, cuando los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron interceptados, detenidos y supuestamente entregados al grupo delincuencial “Guerreros Unidos”, cuyos matarifes, según la “verdad histórica” proclamada poco después por el ex Procurador General Jesús Murillo Karam, los asesinaron, incineraron, descuartizaron y desaparecieron.La numeralia del “Caso Ayotzinapa” es abrumadora. El expediente consta ya de miles de fojas contenidas en centenares de volúmenes. Los interrogatorios y peritajes se cuentan por centenares. Los sobrevuelos e inspecciones –muchos de ellos con la presencia de familiares de los estudiantes desaparecidos—, ídem. Los detenidos para efectos de la etapa procesal correspondiente a la investigación –incluido Flores Velázquez—, 132.*En contraste con el optimismo de las autoridades, según las cuales Flores Velázquez sería la pieza maestra del rompecabezas, los padres de “Los 43” y sus abogados “exigen” (“exigir” va mucho más allá que “solicitar” o “demandar”: la exigencia presupone pleno derecho; no es negociable, por tanto ) la presencia de la Comisión Interamericana e incluso de algunos de los propios padres en los interrogatorios al mando policiaco recién detenido, aferrados al escepticismo sistemático (“No confiamos en el Gobierno mexicano, porque desde el principio dijo mentiras”); a que el contubernio de autoridades y delincuentes, más que una excepción, es una regla… y a la ilusión que alimenta su lucha: “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
