En días recientes una noticia que tuvo su origen en Buenos Aires trascendió en nuestro país. De acuerdo a la información, México podría ser la sede de la Copa América del Centenario a efectuarse el año próximo. La expectativa se generó de inmediato porque no se visualizaba la posibilidad de albergar en estas tierras nuevamente un evento futbolístico de importancia.Originalmente el evento conmemorativo a los 100 años del torneo sudamericano estaba pactado a realizarse en Estados Unidos, país que se ha convertido en la sede perfecta para este tipo de certámenes pues cuenta con infraestructura de primer nivel, y la mayoría de los competidores se sienten cómodos pues son cobijados por sus núcleos poblacionales de inmigrantes originarios de cada país contendiente. Por ese lado apoyo no falta, y lo más importante, la derrama económica es superior a la que se pueda generar en cualquier otro país al Sur de Río Bravo, simplemente porque todo el evento está dolarizado, empezando por el costo de los boletos para los partidos.Todo marchaba sin novedad hasta que vino la sacudida por los escándalos de corrupción en la FIFA, y en los que están involucrados dirigentes de algunas federaciones de la Concacaf y Conmebol, y otras personas vinculadas por temas de organización, mercadotecnia y comercialización, que también están presuntamente involucrados en los ilícitos que se están investigando.El escándalo dejó moribunda la posibilidad de seguir adelante con la organización de la Copa América del Centenario, porque el proyecto quedó en “stand by”, que traducido a las circunstancias querría decir en serio peligro de extinción.La incipiente posibilidad de que fuera México la sede del torneo lo que no causó sorpresa, ya que los sudamericanos cuando relacionan a México con la organización de eventos deportivos tienen la imagen de un país económicamente solvente, pues saben que en los clubes mexicanos se paga bien, que el país cuenta con un respaldo financiero muy poderoso que ha sido capaz de imponer condiciones basado en sus patrocinadores, por sus recursos propios y por las importantes empresas que lo respaldan.El jueves en la Ciudad de México habrá una reunión entre dirigentes de la Concacaf y de la Conmebol, pero el hecho de se efectúe en la capital mexicana no es con la intención de que la Copa América del Centenario se realice en nuestro país, el objetivo es encontrar la manera de que el torneo se desarrolle según lo planeado, es decir en los Estados Unidos.Más allá del deseo, no hay argumentos para asegurar que México sería el anfitrión. Es lógico que la prioridad de los directivos sea resolver las trabas que eventualmente impedirían la celebración del evento en la Unión Americana, ya que es más sencillo que empezar de cero en la definición de otra sede, pero sobre todo para que no se trastoquen las utilidades que tienen presupuestadas ganar.Hacer un buen negocio es la razón de ser de este torneo. A los actuales jerarcas de ambas confederaciones les tocó la suerte de que la conmemoración del centenario del certamen sudamericano coincidiera en su gestión, por lo cual decidieron organizar una edición especial, por supuesto con los correspondientes y válidos fines de lucro. Para este fin nada mejor que hacerlo en Estados Unidos y abriéndole las puertas de par en par por primera y única ocasión a los “pesos pesados” de la Concacaf. Conociendo la ambición de los dirigentes seguramente le hallarán la cuadratura al círculo para que las cosas se vayan por su cauce original, y todos contentos.
