Domingo, 12 de Octubre 2025

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'De ánimas en pena'

Por: Carlos Enrigue

'De ánimas en pena'

'De ánimas en pena'

A mí desde mi infancia me encantaban las historias de las ánimas en pena que andaban por estos contornos tratando de cumplir algún encargo o promesa pendiente.

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Mi nana, que era una persona maravillosa, solía contarnos muchas historias al respecto, particularizando el tema y así se nos había enseñado que una de las promesas de la Virgen María para sus devotos era que si el devoto que realizara ciertas devociones durante algún tiempo, ella concurriría el sábado siguiente a su muerte a sacarlo del purgatorio, cuestión que mi nana Serafina creía firmemente, pero tan solo que hacía la acotación de que ese mismo día los devolvía a seguir purgando su pena, lo que siempre me produjo la idea de nuestra Santísima Madre acompañada de su puño de ánimas purgantes, en una especie de nube relajante de los tormentos del purgatorio y después del descanso, pues otras vez a continuar con el penar.

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Era muy devota, pero, ahora ya de viejo, me doy cuenta que su conocimiento dogmático no tenía la ortodoxia eclesiástica necesaria y recuerdo algunas invocaciones piadosas que hacía fueran certeras, así, rezaba Santísima Trinidad que eres mujer como yo defiéndeme o otra en que en una personal interpretación del credo se preguntaba cuando afirmaba que Dios se hizo hombre ¿es que era mujer? Habrá grupos a los que guste.

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Rezaba una oración que gustará a aquellos que aman a los animales que decía más o menos: San Acacio bendito/ tu que fuiste general /amarra tu animalito/ y cuídame el agujerito

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Después padeció de lo que se consideran enfermedades mentales, pero a mí siempre me pareció muy cuerda, ya que era en todo caso una loca mansita. Sus obsesiones eran los “farones” y la canica. Sobre los primeros, tardamos en entender que ella se refería a los faraones, de los que ella solo pudo enterarse por las narraciones de la historia sagrada, en especial, la historia de Moisés y el faraón por cuya causa el pueblo judío y este personaje le acomodó para entender la maldad del mundo y a quien culpaba por todos sus males.

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Nunca llegué a entender completamente la canica, pero suponía ser un objeto que supuestamente portaban las personas, más jóvenes, que nos hacían el favor de trabajar en la casa, hasta donde yo recuerdo nunca la encontró y su búsqueda se reducía a medio desvestirlas, chicas que tras la molestia eran muy cariñosas con ella y se dolían de su extravío.

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Pero sin tomar en cuenta lo anterior, que a nosotros no nos molestaba, era una gran contadora de relatos de aparecidos, los que incluso llegó a clasificarlos en grupos; algunos, decía que eran almas de gentes que habían dejado aquí en la tierra una manda o una promesa no cumplida y venían a que alguno de los vivos les ayudara rezando un padre nuestro o alguna oración por ellos y con eso la hacían y se devolvían a penar.

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Otros, con actitudes semejantes a los anteriores, lograban transmitir a algún viviente su inquietud y éste adoptaba como propia la obligación pendiente, lo que validaba el peregrinar del ánima y le daba cumplimiento.

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@carlosmorsa

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