Yo, señoras y señores míos, soy feliz peatona cuando no estoy en el carro. Por eso disfruto caminar algunas mañanas cerca de la casa de ustedes, y sobre todo cuando viajo. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación me invitó antier a presentar el libro Caminos por la igualdad; ciudadanía y no discriminación, en el Museo Memoria y Tolerancia, en la Ciudad de México y me hospedó en rumbos cercanos a donde solía llegar cuando trabajé de Comisionada en Ciudad Juárez. El libro, colectivo, trata del recorrido de la sociedad civil en ese largo trecho para no dejar a nadie fuera del banquete común, tarea avanzada pero inconclusa, y en riesgo de retrocesos. Ahí escribí de mi aprendizaje de tantas personas y organismos en ese hilo fundamental de la democracia. A la mañana siguiente, no desaproveché la oportunidad de salir con unos pants divertidos, pues son de brincacharcos, pero como yo también me divierto, salí sin pena a visitar la zona del Monumento a la Revolución que hasta hace poco estaba descuidada y sucia, y hoy se ha transformado en algo digno de recorrerse a pie. Vi muy limpia la estatua de don Fidel al pasar por el edificio de la CTM, y me sigue horrorizando pensar en esa época de cuyos demonios distamos aún de habernos librado. Pero mi andar era más ligero que otros días: claro, el debate YoSoy132 que vi en la computadora el martes pasado, tenía mucho que ver con ese espíritu de jovencita que todavía (válgame Dios) me habita en momentos plácidos. Agradezco ese trago de brisa fresca que las y los muchachos nos dieron a muchos que suspiramos con sus preguntas, reímos cuando la candidata y los candidatos rieron juntos, y nos sentimos muy orgullosos de su capacidad de cuestionar los modos y los porqués de las decisiones que se tomarían. Vi mucho más a gusto y relajados a los entrevistados y eso me los hizo más cercanos. De por acá, que es el DF donde escribo, les chismeo que hay ciclistas que no respetan al peatón, pese a que vayan en la Ecobici (la estrené hace más de un año, pero me da sustito usarla cerca de Reforma e Insurgentes); noté que muchos caminadores, que van al trabajo o a desayunar por los múltiples puestos de los alrededores, me dispensaban un “buenos días” amable. Serían los pantalones divertidos o la cara traviesa, pero se agradece. No llegaré para ver en vivo el debate que el YoSoy132 tapatío organiza y que moderará Carlos Páez, y me temo que si me espero a verlo, estas letras mías no lleguen a tiempo. Pero aunque no vaya Aristóteles, que por algo no querrá ir, auguro un buen intercambio entre la profesora Martínez, los Fernandos (Guzmán y Garza), Enrique Alfaro, y los entusiastas jóvenes que se toman en serio pero no con solemnidad, la tarea de ser demócratas.
