Por: Emilio Fernando AlonsoEn un mundo tan hermoso y competido como el deportivo, donde convergen diferentes personalidades, se han dado a través de los años un sinnúmero de anécdotas, curiosas unas, simpáticas otras, y que vale la pena en esta ocasión recordar algunas de ellas. Iremos tocando diferentes deportes y hasta el místico mundo de los toros, tan lleno de hombres y mujeres con gran personalidad y mucho valor.En la década de los 60´s, a los Pericos del Puebla de beisbol los dirigía el mánager cubano “Tony” Castaño, y le gustaba dar indicaciones a sus lanzadores previo al inicio de los juegos.En una ocasión, los Pericos recibían en el viejo Parque Ignacio Zaragoza de la Angelópolis a los Sultanes de Monterrey, donde brillaba con luz propia el tremendo bateador Héctor Espino, a quien apodaban “el Superman de Chihuahua”, o también “el Niño Asesino” por su gran capacidad bateadora.Pues ese día el experimentado pitcher cubano Aurelio Monteagudo lanzaría por los Pericos, y luego de terminar de calentar su brazo llegó a la caseta del equipo local, donde ya su piloto lo esperaba y comenzó a darle un repaso al orden al bat de los Sultanes, más o menos así: “Mira, mi sangre, primer bat Vinicio García, no le tires rectas pues las asesina, trabájalo con cambios y curvas. Segundo bat ‘el Yaqui’ Ríos, igualmente; ojo, tercer bat Rigoberto Mena, a él puras rectas”. Castaño hizo una pausa y brincó del tercer al quinto bat, “Elpidio Osuna, ten cuidado con él, piensa bien cómo le tienes que lanzar”. Monteagudo con el gesto serio, le contestó a su piloto: “Señor, se brincó al cuarto bat”. A lo que “Tony” Castaño respondió: “no te preocupes mi sangre, el cuarto bat es Espino y vas perdiendo una a cero, le tires lo que le tires, te la bota del Parque”, sonriendo al tiempo que observaba la reacción de su pitcher.Y no le faltaba razón al veterano manejador; cuenta Jesús Sommers que esa tarde sabatina Héctor Espino le pegó dos cuadrangulares al cubano Aurelio Monteagudo para cumplir el pronóstico de “Tony” Castaño, en el sentido de que no había forma de dominar al nativo de la Colonia Dale de Chihuahua, Chihuahua, el máximo jonronero en la historia de la Liga Mexicana de Verano y uno de los mejores bateadores que ha dado México.En otra ocasión, los peloteros de los Pericos llegaron al dugout, y encontraron a un molesto “Tony” Castaño con los pies arriba del asiento de la caseta, y expresando una vez que todos sus peloteros se acomodaban para descansar entre un inning y otro: “estoy así por la basura que está jugando, no me vayan a embarrar”. Y es que su cuadro había cometido un par de costosos errores en el momento de estar sirviendo en el diamante.En el futbol, un personaje con muchas anécdotas es Don Ignacio Trelles, quién una ocasión dirigiendo a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, poco después del Mundial de México ´86, llevó a su equipo a disputar un juego de preparación al poblado jalisciense de Ahualulco de Mercado.Era la pretemporada de la campaña ‘86-87, y el volante de ataque Francisco Romero, procedente del Monterrey, acababa de aterrizar en La Primavera para incorporarse al equipo universitario. Don Nacho lo puso entre los titulares, pero al término del primer tiempo de ese juego de entrenamiento dio la orden de que otro futbolista entrara a la cancha en lugar del recién llegado, quien deseoso de seguir jugando y tomar ritmo de juego más rápido, le pidió a su técnico que lo dejara seguir en la cancha, ante lo cual, Don Nacho le dijo con calma pero voz firme para que todos lo escucharan: “mire, hable con el árbitro y si nos deja jugar con 12, por mí no hay problema en que usted siga”.Con Don Nacho podríamos llenar un libro de anécdotas, pero de las más recordadas son las que vivió con el gran árbitro Arturo Yamazaki (QEPD), quien una ocasión lo expulsó diciéndole “señor, lo invito a salir de la cancha”; “pues mire, no acepto su invitación”, le contestó el veterano entrenador, y volvió a sentarse en su banca. Minutos después, con su equipo ganando por 1-0 y quedando poco tiempo en el reloj, un balón pasó justo por donde Trelles estaba de pie y éste en lugar de parar el esférico lo dejó pasar, ante lo cual, Yamazaki llegó corriendo y gritándole: “Don Nacho, el balón”, a lo que el técnico le contestó: “le recuerdo que soy entrenador, no balonero”.Hay muchas anécdotas más en el mundo del deporte y la fiesta brava, pero hoy cerramos con una de boxeo, donde Paco Malgesto llegó con los micrófonos de la XEW Radio a un gimnasio donde entrenaba el campeón nacional mosca, Luis Castillo. Estaban por pelear José “Toluco” López y José Medel, y a Malgesto se le ocurrió entrar en vivo sin avisarle al pugilista que golpeaba la pera fija, que ya estaban al aire. Se le acercó y le preguntó a bocajarro, “Luisito, querido campeón, ¿Quién del “Toluco” o Medel es su favorito?”, a lo cual y sin dejar de golpear la pera, el apodado “Acorazado de bolsillo” contestó; “mire Paquito, pa’ mí que los dos son ojetes”, soltando una carcajada que hizo enrojecer al afamado locutor.¡Ya les compartiré más anécdotas en otras columnas!