Todo indica que las políticas de limpieza social en contra de los comerciantes ambulantes que se aplican en el Centro de Guadalajara, se extenderán al resto de la zona metropolitana y a otros municipios del Estado, como ya lo anticiparon los alcaldes de Zapopan, Tonalá y Chapala.Resulta que la corrupción, la impunidad, la explotación laboral y la violencia organizada y estructural que padecen amplios sectores de nuestra sociedad no son la prioridad para los nuevos gobernantes, sino miles de personas que venden una infinidad de productos en las calles y plazas de la ciudad.Esa idea de imponer un “orden y respeto” por encima de buscar un diálogo horizontal y democrático con los afectados y de buscar la “limpieza” de las calles y plazas por encima de las necesidades sociales de quienes se ganan la vida con esa actividad, no sólo es vertical, sino que podría aumentar la crisis social que ya de por sí vivimos.La de Enrique Alfaro y otros alcaldes que quieren emular su programa de limpieza social es una política sin pizca de solidaridad social e ignora el contexto en el que la economía informal ha crecido. Como se sabe, casi 60 por ciento de la población económicamente activa está en la economía informal. Se trata de 29.1 millones de mexicanos que se ganan la vida a través de los diversos oficios que caben en la economía informal.¿Por qué tantos mexicanos están en esta esfera de la economía? Para mí la respuesta es nítida: por el fracaso del Estado y la iniciativa privada de crear puestos de trabajo en la economía formal con ingresos y prestaciones laborales decentes, que propicien una vida digna. Millones prefieren las inclemencias del Sol o la lluvia de las calles al techo seguro pero con sueldos miserables y condiciones explotadoras.El comercio ambulante ha crecido al calor de las políticas neoliberales y de libre comercio y por sus manifiestas contradicciones. Por un lado se pretende penalizar la venta de “piratería” cuando las políticas de libre comercio arrasaron con varias industrias nacionales de productos que ahora se importan.Las políticas neoliberales promovieron estrategias que han consistido en reducir personal, flexibilizar mano de obra, contener el salario y disminuir las prestaciones sociales. En 30 años de políticas neoliberales, se produjo una drástica redistribución de la riqueza. Entre 1981 y 2012, la participación del capital en el Producto Interno Bruto (PIB) pasó de 62 por ciento al 73 por ciento; en tanto que la tajada del PIB para el trabajo disminuyó de 38 por ciento a 27 por ciento.Ha sido un ataque a las condiciones de vida de la clase trabajadora, por lo que el crecimiento del comercio ambulante ha sido una salida lógica (no me gusta la palabra natural) para la disminución del PIB que se destina al trabajo.De hecho, casi se podría afirmar que de no haber encontrado una salida en el comercio informal, la crisis y los conflictos sociales serían más intensos en el país.Pero nada de esto es tomado en cuenta en las políticas verticales de limpieza social que se están aplicando ahora en Guadalajara.