Es probable que Juan Carlos Osorio no dé el kilo, desde la perspectiva de los analistas, para que se le considere el técnico ideal para la Selección Mexicana, especialmente para enfrentar el reto de la eliminatoria mundialista en puerta... y, sobre todo, a partir del inquietante antecedente de que el “Tri” llegó arrastrándose, literalmente, al Mundial del año pasado en Brasil.*En el entendido de que en los últimos años ha sido cada vez más frecuente que los vecinos del rumbo de la Concacaf falten al respeto al otrora “gigante” de la zona —algo que podría confirmarse el sábado próximo en el Rose Bowl de Pasadena, si el buen Dios no nos toma de su santa y bendita mano—, se suponía que los dueños de los destinos del futbol mexicano estaban obligados a poner al frente del “equipo de todos”, a un timonel de polendas.El antecedente de que Juan Carlos Osorio ya pasó —con más pena que gloria, por cierto— por el futbol mexicano (con el Puebla, en el Torneo de Clausura 2012, con saldo de dos victorias, dos empates y siete derrotas, cinco de ellas de manera consecutiva, en once partidos dirigidos), dista mucho, a simple vista, de ser convincente.*Independientemente de que sus números con el Puebla fueron menos que modestos, hay otros puntos que alimentan las reticencias de los críticos: su nulo historial como técnico de selecciones nacionales; su insuficiente conocimiento directo de la realidad del futbol mexicano; la exigencia de dar resultados a los defensores a ultranza de la pretendida condición de “Rey del Barrio” del “Tri”, a despecho de los ya señalados antecedentes recientes, que invitarían a poner en tela de duda si el susodicho tiene la estatura y el material humano necesarios para responder, en la cancha, a su hipotética calidad de gran favorito.*En compensación, también hay antecedentes que invitarían a concederle, de entrada, el beneficio de la duda...De entrada, su preparación en Ciencias Superiores del Futbol en la Universidad de Liverpool, Inglaterra; posteriormente, su tránsito por Millonarios, Once Caldas y Atlético Nacional, en Colombia; Chicago Fire y New York Red Bull, en Estados Unidos, y hasta el pasado fin de semana Sao Paulo de Brasil; a continuación, su prestigio de técnico serio, estudioso, profundo analista del futbol y excelente persona.Como luego dicen, “la moneda está en el aire”...