Si, hasta la semana pasada, Santos Laguna y Querétaro, a despecho de sus diplomas más recientes —campeón y subcampeón, respectivamente, de la campaña anterior— eran inquilinos de los últimos lugares de la clasificación general, ¿qué puede tener de sensacional que Guadalajara y Atlas, teóricamente diseñados para otra cosa, estén, hoy por hoy, burlando las previsiones de los expertos...?*Las dos victorias hilvanadas por las “Chivas” —sobre Querétaro y América, recuérdese— no sólo fueron oxígeno puro en el tema del descenso, especialmente porque la situación de Dorados tiende a complicarse, según se desprende de la decisión de sus dirigentes de cesar a Carlos Bustos como timonel: en la Liga, pusieron a los rayados a tiro de piedra de la zona de calificación, y dieron cuerda tanto a la imaginación de sus simpatizantes como a los delirios de grandeza del dueño del juguete.Para el Atlas, en cambio, el panorama, que en los albores de la campaña se antojaba promisorio, tiende a ensombrecerse...*Que los rojinegros hayan sumado cuatro derrotas en cinco partidos disputados hasta ahora en calidad de locales, es preocupante. Y si, analizado su desempeño con la mayor dosis de objetividad posible, se llega a la conclusión de que esos resultados fueron justos porque en todos esos casos se cumplió al pie de la letra la máxima deportiva de “Que gane el mejor”, el asunto es más preocupante todavía.Gustavo Matosas ya le dio vueltas a la plantilla. Tras los tropiezos iniciales, retiró los galones a los supuestos titulares para encomendar la responsabilidad a los suplentes. Gradualmente restableció las jerarquías y reinstaló en el primer equipo a los jugadores que supuestamente fueron contratados con la deliberada intención de que fueran protagonistas: agentes de la metamorfosis del equipo de media tabla, o menos, en aspirante a la “Liguilla”, y —“ya encarrerado el ratón...”— al título que les ha sido esquivo desde hace más de medio siglo.Y, venido a ver...*Que los resultados se nieguen, es preocupante; que el desempeño del equipo siga siendo errático, irregular, inconsistente, es más preocupante todavía. Y aunque ni Roma ni los grandes equipos se hacen en un día, también es cierto que, por más acostumbrados que estén a ejercitar la virtud de la paciencia, los seguidores del Atlas quisieran ver ya, al menos, algunos indicios de la mejoría con que tienen derecho a soñar...
