— “Cloaca”

Un diputado, en la Legislatura anterior, llamó “cloaca” al Congreso del Estado.

 

Así: con todas sus letras...

 

—II—

 

Premisa semántica: Cloaca —nos ilustra el “tumba-burros”— significa, en sentido estricto, “conducto por donde van las aguas sucias o las inmundicias de las poblaciones”; como cloaca, por extensión, se califica a un “lugar sucio o inmundo”.

 

Premisa jurídica: Ante la imposibilidad de ejercer la democracia directa —en la que todos los ciudadanos, reunidos en asamblea, tomen las decisiones—, en los estados modernos se designa a sus representantes (los diputados) “para que ellos lleven a cabo las labores políticas y legislativas”.

 

El escándalo de moda en el Congreso local, invita a plantear, a vuela-pluma, una serie de cuestiones:

 

1.- ¿Qué utilidad reportan a los ciudadanos jaliscienses los aproximadamente mil 200 “trabajadores” incluidos en la nómina del Poder Legislativo?

 

2.- ¿Qué “prioridades” pudieron tener los responsables de manejar el presupuesto del Congreso (los diputados), para comprometer, como comprometieron, los salarios de los “trabajadores” a su cargo?

 

3.- ¿Cómo explicar los honorarios enterados a los centenares de “comisionados” —¿eufemismo por “aviadores”?— que no tienen contratos, ni horarios, ni tareas específicas, ni áreas asignadas?

 

4.- ¿Cómo aceptar el argumento de que el desorden administrativo fue heredado por la Legislatura anterior, si se supone que en cada relevo hay un proceso de entrega-recepción y se sobreentiende que si los términos de la entrega son inaceptables, las irregularidades detectadas —posibles vicios o corruptelas, verbigracia— deben consignarse, para que la recepción (impostergable), en todo caso, se realice bajo protesta?

 

5.- Si para cubrir los salarios de los “trabajadores” se pretende recurrir a algún préstamo, ¿qué institución financiera, qué magnate, qué entidad gubernamental —o, incluso, qué agiotista— consideraría a los diputados que ya van de salida o al Congreso en su conjunto como sujetos de crédito?

 

6.- ¿Queda claro por qué va al alza el número de boletas anuladas en las elecciones de diputados, y por qué es cada vez más notorio que a los ciudadanos que aún conservan la capacidad de indignarse ante la desfachatez y el cinismo de los profesionales de la política, les repugna que los diputados se ostenten como sus representantes?

 

—III—

 

Fue un diputado —sin que nadie, en su momento, se escandalizara, ni mucho menos se apresurara a contradecirlo— quien llamó “cloaca” al Congreso del Estado...

 

Y como dice el principio general de derecho que “A confesión de parte, relevo de prueba”, pues...