Como puede verse, el 7-0 adverso de la Selección Mexicana ante su similar —¡brincos diéramos…!— de Chile en la reciente Copa América Centenario, no era, por sí mismo, razón suficiente para pasar de los desgarramientos colectivos de vestiduras a tomar, cada aficionado en lo particular, la decisión de atarse una rueda de molino en el pescuezo y arrojarse al río… (donde hay río, por supuesto).Los encargados de confeccionar el ranking mensual de la FIFA pusieron, amorosamente, bálsamo en las heridas que aquella masacre dejó en el ánimo de los aficionados, al interpretarla, según se infiere, como un tropiezo en el camino. De otra manera no se explica que, al difundir las clasificaciones correspondientes al mes de julio, México ascendiera dos peldaños —del 16 al 14— en vez de descender, como se temía, a lo más profundo del averno.*La noticia, que seguramente inyectará ánimos a dirigentes de la Federación y de la Comisión de Selecciones, y, por supuesto, a los jugadores que sean llamados a tratar de enderezar, en próximas empresas, lo que se torció el mes pasado en Carson, California, llega en buen momento: en vísperas del arranque —hoy— del Torneo de Apertura correspondiente a la temporada 2016-2017.A despecho de algunas reacciones preliminares y de profecías catastrofistas —el boicot de los aficionados a los partidos de la Liga en puerta, por ejemplo—, ya se ha visto, en la práctica que no; que el tiempo, como suele decirse, borra todos los agravios y sana todas las heridas.*Así, a cambio de la curiosidad por constatar si, como apuntaron los “expertos”, la Regla 10/8 que estará vigente la próxima temporada, resulta funesta para el deporte en la medida en que reduzca las plazas disponibles para los jugadores mexicanos en la mayoría de los equipos, o si, por el contrario, resulta positiva para el espectáculo, como esperan los dueños de la pelota, al incorporarse jugadores importados que pueden ser imán de taquilla, ya se ha visto, por lo pronto, que los aficionados se involucran gradualmente en la competencia… aunque sea mediante los comentarios que provoca un ingrediente que antaño no existía: la revelación, con toda la pompa posible, de los nuevos uniformes de los equipos.Algo —subrayémoslo— que no existía en los lejanos tiempos, señor Don Simón, en que los aficionados eran precisamente eso: aficionados… y no, como ahora, primordialmente consumidores.
