Por fortuna, a cambio de homilías que son ejemplos de necedad, otras son cátedras de discernimiento sano. Ejemplo de estas últimas, la que ayer pronunció en Zapopan, en la parte central de la misa de bienvenida a la imagen de “La Generala” a su santuario —y, por tanto, culminante de la tradicional Romería del 12 de octubre—, el arzobispo emérito de León, José Guadalupe Martín Rábago.Amable, conciliador (cristiano, en una palabra, en el entendido de que también hay homilías inspiradas por Satanás…), dijo el prelado, al dirigirse a quienes han tomado la decisión de involucrarse con grupos criminales: “Por su bien, les pido que recapaciten; les pido cambiar de vida; no caigan en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero, y que ante él todo se vuelve carente de valor y dignidad; la violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre, no convierte a nadie en poderoso ni inmortal”.-II-Es probable que el buen deseo de Su Ilustrísima, de que su mensaje también fuera escuchado por malhechores y delincuentes y no sólo por quienes acuden piadosamente a eventos como la Romería, tuviera fundamento. La experiencia demuestra que los criminales, muchas veces, especialmente en el caso particular de México, tienden a la religiosidad; que encomiendan el éxito de sus fechorías a las mismas fuerzas celestiales a las que sus madres —principalmente— encomendaban el remedio de sus necesidades cotidianas.Esa parte del mensaje de Martín Rábago, llevaba dedicatoria —se diría, en la más cristiana de las acepciones— a las ovejas descarriadas. La otra, la inicial, en acatamiento a la recomendación del Papa Juan Pablo II (hoy santo ya), pronunciada en ese mismo lugar, en su primer viaje a México, el 30 de enero de 1979, de “aprovechar estos encuentros para buscar un significado más profundo a estas expresiones de religiosidad popular”, fue un llamado, generalizado e irreprochable, a reforzar los valores de la familia, en consonancia con el sínodo sobre el tema al que ha llamado el Papa Francisco y se realiza actualmente en Roma.-III-Por encima de los números (el millón y medio de asistentes) y el anecdotario (un “aterrizaje forzoso” —y, hasta donde se sabe, exitoso también—de “la cigüeña” en ese evento), eso sería lo relevante de la jornada.De las otras homilías, por cierto —las inspiradas por Satanás—, sólo queda el buen deseo de que el viento se haya llevado las palabras necias que les dieron forma…