Aunque lo peor que podría sucederle sería que se hiciera una película típicamente mexicana acerca de su vida y milagros, el de “El Chapo” es un caso como para película… de James Bond, por lo menos.-II-Incidentalmente, se recordaba ayer aquí a algunos de los muchos personajes que en México —si éste no se empecinara en dar la razón, a cada paso, a André Bretón cuando aseguraba que un escritor que en cualquier otro lugar del mundo pasara de surrealista, en este país sería etiquetado como costumbrista— se han convertido en héroes de consumo popular.“El Raffles”, concretamente…Roberto Alexander Hernández –su verdadero nombre— había nacido con el siglo XX, cuando “Chucho el Roto” (Jesús Arriaga) y los integrantes de “La Banda del Automóvil Gris” eran los villanos transformados en héroes por la “Vox pópuli”. Los capítulos iniciales de su carrera delictiva le ganaron los motes, en las notas policiacas de la prensa, de “El Ladrón Elegante” o “El Ladrón Invisible”, porque invariablemente huía sin dejar rastro y porque las víctimas de sus robos que habían tenido contacto con él, lo describían como un hombre joven, elegante, de modales refinados, que cortejaba indistintamente a mujeres y hombres –travestido como mujer— y que cometía sus robos sin apelar, nunca, a la violencia. Luego vinieron otros apodos: “Manos de seda” y “El Raffles”, esto último en referencia al personaje de una novela policiaca inglesa de la época.Capturado en Torreón alguna vez que un perro le estropeó un robo atrapándolo de una pantorrilla, fue trasladado a la Cárcel de Belén, de la ciudad de México. Prometió fugarse. Y aunque se tomaron todas las medidas para evitarlo, lo logró el 13 de febrero de 1932, consiguiendo “algunas sustancias” para caracterizarse como un guardia del penal que se le parecía en el físico, valerse de un uniforme de policía, aprovechar una distracción de ese mismo custodio cuando entró a su celda, y salir del presidio “como Pedro de su casa”.“El Raffles” purgó una condena en las Islas Marías. Luego se le perdió la pista. Su vida delincuencial había terminado.-III-Un relato de Héctor de Mauleón refiere que cuando en Guadalajara comenzó a hacer de las suyas, a principios de 1989, un personaje al que se apodó “El Mataindigentes”, que asesinó a 10 o 12 ancianos que vivían en la calle, el tercero de ellos fue identificado como “Roberto Vicente Alejandres Hernández”… de 89 años de edad.