Viernes, 17 de Octubre 2025

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- ¿Ciudad amable...?

Por: Jaime García Elías

- ¿Ciudad amable...?

- ¿Ciudad amable...?

Tiempos hubo, Señor Don Simón, en que la muerte, en Guadalajara, daba la sensación de haberse declarado en huelga de brazos caídos. Tiempos en que se iba al cementerio —en días como éste, precisamente, a visitar la tumba de la madre muerta, por ejemplo—, y los panteoneros comentaban, en son de queja, que “a últimas fechas, a la gente le ha dado por no morirse”.

En la Guadalajara actual, en cambio, es obvio que la novela más inverosímil para sus habitantes tendría que ser “Las Intermitencias de la Muerte”, en la que José Saramago imagina un lugar y una época en que a los paisanos les sigue dando por nacer, crecer y —“ya encarrerado el ratón...”— a multiplicarse... pero de un día para otro se vuelven reacios a morir.

-II-

Los asesinos seriales, en el pasado, eran casos de siquiatra; dementes, en una palabra. Los crímenes en serie, como los que redundaron, ayer, en el hallazgo de 15 cadáveres —descuartizados, además— en Ixtlahuacán de los Membrillos, a corta distancia de la carretera a Chapala, prácticamente en plena zona metropolitana de Guadalajara, no tienen la menor conexión axiológica con los que dieron su lamentable fama al Descuartizador de Londres, o a su homólogo de Boston, o a Goyo Cárdenas o a “Las Poquianchis”.

Tanta vesania habla de una profunda descomposición social, desde luego; de un empoderamiento de los grupos delincuenciales que han sentado sus reales por doquier, por la incompetencia de las autoridades para contenerlos... o —peor aún— por su complicidad con ellos. Si es, como especulan las autoridades, “una respuesta” a los crímenes que recientemente tuvieron lugar en Nuevo Laredo, el episodio que ayer fue noticia en la otrora “Ciudad Amable”, demuestra que ni Guadalajara ni Jalisco son, en materia de seguridad, la sucursal del Paraíso de que se jactan quienes cobran por gobernar como si supieran.

-III-

Ayer fueron 18 cadáveres encontrados de una sola vez, en un solo sitio. Pero antes de ayer y en cada uno de los días precedentes, eran dos aquí, tres allá y cuatro acullá... y mañana y pasado mañana se repetirá la historia: claro síntoma de que a la eufemísticamente llamada “delincuencia organizada” se le ha dejado crecer hasta convertirse en una rata demasiado robusta y excesivamente astuta: una rata desproporcionadamente mayor a la capacidad del gato —digámoslo así, para redondear la analogía— que tiene, en teoría, la encomienda de cazarla.

- ¿Ciudad amable...?

Entre veras

y bromas

por jaime garcía elías

Tiempos hubo, Señor Don Simón, en que la muerte, en Guadalajara, daba la sensación de haberse declarado en huelga de brazos caídos. Tiempos en que se iba al cementerio —en días como éste, precisamente, a visitar la tumba de la madre muerta, por ejemplo—, y los panteoneros comentaban, en son de queja, que “a últimas fechas, a la gente le ha dado por no morirse”.

En la Guadalajara actual, en cambio, es obvio que la novela más inverosímil para sus habitantes tendría que ser “Las Intermitencias de la Muerte”, en la que José Saramago imagina un lugar y una época en que a los paisanos les sigue dando por nacer, crecer y —“ya encarrerado el ratón...”— a multiplicarse... pero de un día para otro se vuelven reacios a morir.

-II-

Los asesinos seriales, en el pasado, eran casos de siquiatra; dementes, en una palabra. Los crímenes en serie, como los que redundaron, ayer, en el hallazgo de 15 cadáveres —descuartizados, además— en Ixtlahuacán de los Membrillos, a corta distancia de la carretera a Chapala, prácticamente en plena zona metropolitana de Guadalajara, no tienen la menor conexión axiológica con los que dieron su lamentable fama al Descuartizador de Londres, o a su homólogo de Boston, o a Goyo Cárdenas o a “Las Poquianchis”.

Tanta vesania habla de una profunda descomposición social, desde luego; de un empoderamiento de los grupos delincuenciales que han sentado sus reales por doquier, por la incompetencia de las autoridades para contenerlos... o —peor aún— por su complicidad con ellos. Si es, como especulan las autoridades, “una respuesta” a los crímenes que recientemente tuvieron lugar en Nuevo Laredo, el episodio que ayer fue noticia en la otrora “Ciudad Amable”, demuestra que ni Guadalajara ni Jalisco son, en materia de seguridad, la sucursal del Paraíso de que se jactan quienes cobran por gobernar como si supieran.

-III-

Ayer fueron 18 cadáveres encontrados de una sola vez, en un solo sitio. Pero antes de ayer y en cada uno de los días precedentes, eran dos aquí, tres allá y cuatro acullá... y mañana y pasado mañana se repetirá la historia: claro síntoma de que a la eufemísticamente llamada “delincuencia organizada” se le ha dejado crecer hasta convertirse en una rata demasiado robusta y excesivamente astuta: una rata desproporcionadamente mayor a la capacidad del gato —digámoslo así, para redondear la analogía— que tiene, en teoría, la encomienda de cazarla.
 

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