Noche de frenesí con Mayumana

GUADALAJARA, JALISCO (13/JUL/2012).- ¿Qué es lo que necesita un buen show para conmover a la audiencia? Algunos piensan que se trata de grandes presupuestos. Otros lo ven como un asunto de grandes nombres. Quizá la fórmula no sea tan cara ni tan exótica. Quizá se trate de presentar un espectáculo con un elenco sólido, que sepa sorprender a los espectadores y, sobre todo, que sea capaz de crear esos pequeños momentos memorables. Y es allí donde Mayumana logra hacerse un hueco.

La compañía de danza israelí Mayumana presentó ayer por la noche el espectáculo Momentum, en una función con la que abrió una corta temporada que permanecerá hasta el lunes en el Teatro Diana. Sin más recursos que el talento y el carisma de sus diez bailarines, el espectáculo logró quitarle el aliento a los espectadores que asistieron al Diana.

Y no, aunque el show se vende primordialmente como un espectáculo de baile, Momentum no se trata únicamente de eso. Hay pequeños momentos de teatralidad. Pequeños instantes de música e incluso algunos matices de comedia. Pero todo aderezado con el "ángel" de los integrantes de la compañía de danza, que con apenas algunas palabras en español supieron echarse en la bolsa al público tapatío, que hizo una buena entrada en el recinto de la avenida 16 de Septiembre.

La inteligencia pesa

Mientras que otros espectáculos de baile apelan a un ambiente ceremonioso y artificial, Mayumana se va por el desparpajo de principio a fin. La interacción vía redes con el público, apenas comienza el espectáculo, es algo que sorprende a más de uno. Y a lo largo del show, el público juega un papel capital en cómo se desarrollan los números de baile.

El mérito de Mayumana, más allá de la plasticidad y habilidad de los artistas que ofrecen el espectáculo, se encuentra en que, al prometer un espectáculo único, lo cumplen, gracias en buena medida a la complicidad de los espectadores. Quienes asistieron ayer por la noche bien pueden repetir la experiencia hoy, el sábado y el domingo, y encontrarse con un evento con sutiles diferencias. Ese es, a final de cuentas, el tipo de pequeños elementos que hacen a un espectáculo conmovedor.