Viernes, 26 de Julio 2024
Entretenimiento | Hay dos momentos cuando lo que alguien dice, tiene todo el valor y la importancia ante los oídos de los demás

La última voluntad de Jesús

Aunque todas las palabras que Jesús dijo siempre fueron importantes, y ninguna tiene menor valor, es muy interesante poner atención a lo que el Maestro dijo en las últimas ocasiones que estuvo con sus discípulos

Por: EL INFORMADOR

Hay dos momentos cuando lo que alguien dice, tiene todo el valor y la importancia ante los oídos de los demás: cuando está diciendo sus últimas palabras, y cuando ha establecido su testamento y se lee ante los interesados. En esos momentos toda la atención está centrada en lo que dice o escribió, y hay una buena disposición a escuchar y obedecer.
Aunque todas las palabras que Jesús dijo siempre fueron importantes, y ninguna tiene menor valor, es muy interesante poner atención a lo que el Maestro dijo en las últimas ocasiones que estuvo con sus discípulos, y el evangelista Mateo se encargó de registrarlas: “En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Estas palabras son lo que podríamos describir como “la última voluntad de Jesús”, y se refieren a la tarea que Él encomendó a sus discípulos. Se trata de una tarea muy importante y que debe cumplirse además paso a paso. Pero, ¿cuáles son esos pasos? Los pasos podrían resumirse en lo siguiente: ir, hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles a guardar todas las cosas que Jesús mandó. Cada una de estas tareas es fundamental, y además están conectadas unas a otras.
Jesús nos ordena ir, porque siempre la necesidad estará más allá de nuestra comodidad, y se requiere moverse de la misma manera que Jesús se acercó al lugar de la necesidad; hay muchos pasajes en los evangelios, donde podemos ver que Jesús mismo se acercó al enfermo o al pecador que nadie quería tocar, y le ayudó con su problema. El día de hoy Jesús espera que sus seguidores hagan lo mismo.
El Maestro también nos encomendó la tarea de hacer discípulos, es decir, reclutar seguidores que estuvieran dispuestos a cambiar su manera de vivir, para que se parezca cada vez más a la de Jesús. Un discípulo no sólo es un estudiante, sino alguien que se dedica a aprender, para que lo que va aprendiendo cambie su manera de vivir.
Lo siguiente en la misión que Jesús nos dejó es bautizar a los creyentes. Esto significa integrarlos a la familia de la fe, partiendo de la idea de que no pueden ni deben existir creyentes aislados ni solitarios, sino que cada seguidor de Jesús debe identificarse con otros creyentes, para que juntos se animen y se ayuden a crecer en la fe.
Finalmente, el compromiso que Jesús nos demanda es que enseñemos a los seguidores del Maestro a que guarden todas las cosas que Jesús mandó; esta es la parte final, pero más extensa, de poder hacer verdaderos discípulos, ya que hay muchas cosas que Jesús mandó, y que se relacionan perfectamente con la vida diaria. Por eso la tarea de ir por todo el mundo y hacer discípulos es el llamado más alto y honroso que el Señor nos encomendó, y que en su momento, demandará de nuestras manos.

Angel Flores Rivero _ HYPERLINK "mailto:iglefamiliar@hotmail.com"
_iglefamiliar@hotmail.com_

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