Jennifer Lynch presenta en Cannes su segundo trabajo después de 15 años

CANNES Francia.- Quince años ha tardado Jennifer Lynch, la hija de David Lynch, en ponerse de nuevo tras la cámara y hacer una película para la gran pantalla, pero parece haber aprovechado bien el tiempo en la sólida y terrorífica "Surveillance", que se proyectó hoy en Cannes.

Protagonizada por Bill Pullman y Julia Ormond y presentada fuera de competición en Cannes, el filme cuenta la historia de una pareja de investigadores del FBI que van a una pequeña ciudad estadounidense, en medio de ninguna parte, siguiendo el rastro de un asesino en serie.

Personajes muy norteamericanos y una estructura de flashbacks, con elementos originales en una fotografía y ambientación muy de los setenta, en un filme con buenas interpretación y un ritmo de manual que va de choque inicial a una distensión que sube gradualmente.

Claustrofóbica en las escenas en la comisaria y aterradora en los exteriores, Lynch construye una película violenta y bastante sangrienta que mantiene muy bien el pulso hasta los últimos diez minutos en que se le va un poco de las manos.

A pesar de todo, una película interesante que seguro tendrá críticas negativas por ser la directora hija de quién es. Lo que ya le pasó con su primera película, "Boxing Helena", que mereció todo tipo de críticas negativas, exageradas y fuera de contexto.

Una película que pone en tela de juicio el trabajo policial y los estereotipos y en la que se pueden ver personajes si no tan extraños como en los trabajos de David Lynch, sí al menos peculiares.

En una entrevista con una televisión francesa, Lynch señaló hoy que su padre estaba en contra del final de la película, pero agregó: "Yo soy quien soy". A pesar de ello, rodaron dos finales diferentes, pero eligió el que tuvo en mente desde el principio.