La labor de la madre es sempiterna; una vez iniciada, no termina nunca: siempre estará ahí disponible las 24 horas de cada día del año.Sin duda, la maternidad es una tarea titánica, por eso un buen modo de festejarla es realizar un viaje. Librar a nuestras madres de la rutina exasperante de la casa y llevarlas a conocer el mundo.A continuación algunos destinos para celebrar a las mamás en su día (10 de mayo) -puntualizando que se puede llevarlas de viaje en más ocasiones -. En esta selección hay destinos para hacerlas vivir y sonreír... Destinos para redescubrirlas, para conversarlas, para quererlas y humildemente darles las gracias por habernos convertido en quienes somos el día de hoy. La primera parada es Oaxaca, Oaxaca. Visitar este destino es como entrar en un mundo donde la historia, el arte y los sabores se entrelazan de forma mágica.Este Estado es ideal para madres que disfrutan de la cultura profunda, la arquitectura colonial y una experiencia gastronómica como en pocos sitios de México. Pasear por su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una experiencia en sí misma: calles empedradas, fachadas de cantera verde y un sinfín de tiendas de textiles artesanales y barro negro entre enormes árboles floridos que bañan las calles de pétalos multicolores. Visitar el Templo de Santo Domingo y su imponente Museo de las Culturas o pasar una tarde en el Jardín Etnobotánico son experiencias necesarias en un viaje a este destino, y que de seguro fascinarán a las madres.En cuanto a la gastronomía, Oaxaca destaca como uno de los Estados cuya variedad gastronómica es infinita, desde mercados, puestos callejeros hasta restaurantes gourmet. Además, pueden visitar talleres de alebrijes en San Martín Tilcajete, conocer el mítico y gigantesco Árbol del Tule, o aventurarse al impresionante sitio arqueológico de Monte Albán para cerrar el viaje con broche de oro, y admirar desde las alturas antiguas el valle inmenso cercado por cerros silenciosos y azulados, como gigantes muertos.Si buscas un destino tranquilo, rodeado de naturaleza, ideal para reconectar con mamá, Valle de Bravo es una excelente opción. Este Pueblo Mágico, ubicado a sólo un par de horas de la Ciudad de México, ofrece un entorno boscoso y montañoso que invita al descanso y la contemplación, y cuyo panorama nublado y arbolado es un respiro de aire fresco del ajetreo citadino de la capital.Una de las actividades más relajantes es pasear en lancha o velero por su famoso lago, disfrutando de las vistas del pueblo y las casas enclavadas en las colinas entre los árboles. Para quienes buscan algo más activo, es posible hacer senderismo en la Peña del Príncipe o el Monte Alto, o incluso aventurarse en un vuelo en parapente desde el cerro La Peña. También es muy recomendable regalarle a mamá una tarde de spa o una sesión de temazcal con vistas al bosque, para recargar energías en un ambiente de paz.Tequisquiapan se destaca por su ambiente relajado, calles color pastel y su papel clave en la ruta del vino y el queso, ideales para madres cuyos gustos se inclinan a la gastronomía. Este destino es perfecto para madres que aprecian la buena mesa, los paseos tranquilos y el turismo boutique. El recorrido puede comenzar en la Plaza Miguel Hidalgo, donde se ubica la iglesia de Santa María de la Asunción, rodeada de tiendas de artesanías, galerías y cafeterías con encanto. La experiencia enriquece los sentidos al visitar viñedos como La Redonda o Freixenet, donde se ofrecen recorridos por las cavas, catas guiadas y maridajes con quesos de la región. Además, cada año se celebra la Feria Nacional del Queso y el Vino, una excusa perfecta para una escapada gourmet. Para consentir a mamá, puedes reservar una clase de cocina con chefs locales o una experiencia de glamping con cena bajo las estrellas. Puebla es una ciudad que combina de manera excepcional la tradición con la modernidad. Es ideal para una escapada cultural y gastronómica de fin de semana. Pasear por su centro histórico, con su catedral barroca y sus coloridos azulejos talavera, es sólo el inicio.Madres e hijos pueden visitar el Museo Amparo, uno de los más importantes del país, así como la Biblioteca Palafoxiana, considerada la más antigua de América.Si tu madre es amante de las historias, los túneles secretos de la ciudad y el recorrido por el Fuerte de Loreto ofrecen una mirada al pasado virreinal y revolucionario de una ciudad que cambia a diario. Guanajuato es una ciudad que parece salida de un cuento y arquitectónicamente es una de las más interesantes en México.Caminar por sus callejones coloridos, entre escalinatas, balcones floridos y arquitectura colonial, es una experiencia que encantará a cualquier madre que aprecie la historia, el arte y la belleza urbana. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad ofrece una amplia variedad de actividades culturales: pueden comenzar con una visita al Teatro Juárez, al Museo de las Momias y cerrar con una función en alguno de sus recintos históricos. Para quienes disfrutan de experiencias gastronómicas auténticas, hay desde mercados tradicionales hasta restaurantes de autor donde la cocina local se reinventa con maestría. Lisboa, la metrópoli del mar, es una ciudad encantadora que combina tradición, melancolía y vitalidad con una vista constante al Atlántico. Para una madre que ama la historia y los paseos tranquilos, esta ciudad ofrece una experiencia auténtica y emotiva. Pueden comenzar el día con un paseo en tranvía por las colinas lisboetas, descubriendo barrios como Alfama, Bairro Alto y Chiado. Una parada en el Mirador de Santa Lucía ofrece una de las vistas más bellas de la ciudad. No puede faltar una visita al Monasterio de los Jerónimos en Belém, seguido por un café con los emblemáticos pasteles de nata en la tradicional pastelería Pastéis de Belém. Para un momento de introspección, una cena con fado en una casa tradicional es una experiencia emocionalmente profunda. A nivel gastronómico, Lisboa ofrece una amplia variedad de restaurantes que reinterpretan platos tradicionales como el bacalao, el arroz de mariscos y las sopas con toques contemporáneos.Con toda su carga histórica, y por su cultura, paisajes de ensueño y gente llena de vida, Cuba es una experiencia que cautiva el alma; recorrerla con mamá puede ser un viaje lleno de historia, música, sabores intensos y una calidez humana incomparable. La Habana, con su arquitectura colonial, sus autos antiguos y su ritmo de vida pausado pero vibrante, es un lugar que invita a desconectarse del mundo y conectarse con lo esencial. Pueden pasear por el Malecón al atardecer, explorar La Habana Vieja con una guía local que les cuente los secretos de cada calle y detenerse a escuchar son cubano en una peña tradicional. Una visita a museos como el de Bellas Artes o el de la Revolución les dará una mirada a la compleja historia del país.Estambul es una ciudad donde Oriente y Occidente se abrazan, donde cada calle revela siglos de historia y aromas, colores y sonidos únicos. Es un destino ideal para una madre que ama la historia, la espiritualidad y la arquitectura.Pueden comenzar el día con un recorrido por el Palacio Topkapi, donde los salones otomanos narran historias de sultanes y harenes. Luego, cruzar hacia Santa Sofía y la Mezquita Azul es como entrar en otra dimensión, donde el arte bizantino y la majestuosidad islámica se funden en un espacio sagrado y deslumbrante.Una experiencia imperdible es el Gran Bazar, donde pueden perderse entre alfombras, especias, cerámicas y joyas, todo mientras practican el arte del regateo. Perú es un destino lleno de riqueza ancestral, sabores únicos y paisajes que dejan sin aliento. Es ideal para una madre aventurera y espiritual, amante de las culturas originarias y de las maravillas naturales. El viaje puede comenzar en Lima, donde la gastronomía es protagonista, y es un punto de partida para restaurantes donde sea posible degustar clásicos del Perú; desde tiraditos y ceviches hasta reinterpretaciones de la cocina nikkei y amazónica. Luego, pueden visitar el sitio arqueológico inca Machu Picchu: llegar a esta maravilla del mundo puede hacerse en tren panorámico o a través de rutas más aventureras como el Camino Inca. Ya sea al amanecer o en la calma del atardecer, contemplar Machu Picchu con mamá será uno de esos momentos que marcan el alma. Perú no sólo ofrece un viaje turístico, sino espiritual, emocional y por completo transformador.Entender el Caribe no es posible sin incluir a Cartagena, una ciudad perfecta para madres que buscan una mezcla de historia, color, calidez y sabor. Caminar por la Ciudad Amurallada es como entrar en una pintura viviente: balcones floridos, casas coloniales de colores intensos, iglesias centenarias y murallas frente a la mar impávida y cristalina del Caribe. Las actividades pueden incluir un recorrido en coche de caballos al atardecer, una visita al Castillo de San Felipe o una clase de cocina caribeña en una cocina local. Para relajarse, una sesión de spa con ingredientes naturales como coco y café o un día de playa en las Islas del Rosario es el plan ideal.