* “Mejor malo...”

Bien vista, la derrota del “Tri” ante su similar --sin ánimo de ofender...-- de Colombia, la noche del miércoles en Dallas, tiene el mismo significado que las ocasionales victorias en partidos amistosos (ante Inglaterra, ante Holanda, ante Italia, ante Brasil...) que en el pasado hacían las veces de premios de consolación, a cambio de las humillaciones que las selecciones mexicanas sufrían con excesiva frecuencia en competencias oficiales.

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Lo bueno del episodio fue que Javier Aguirre siempre tuvo los pies en el suelo: sin decirlo exactamente con esas palabras, anticipó que aprovecharía la oportunidad de un encuentro en que el interés primordial estribaba en la taquilla, para convocar, con fines de observación, a jugadores que eventualmente pudieran merecer, en el futuro, un lugar en el equipo nacional.

El “Vasco” entendió también que la ocasión era propicia para destensar las cuerdas. Si anteriormente tuvo que apretar las clavijas, porque cuando se le llamó de emergencia a enderezar el barco que con Sven-Goran Eriksson navegaba al garete, parecía razonable quitarle presión al grupo en ocasión del compromiso ante Colombia: al final de cuentas, se trataba de un encuentro en que había relativamente poco que ganar... y mucho menos que perder.

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De los jugadores convocados para este juego de mero trámite, pocos alcanzaron la calificación aprobatoria. Desde Chuy Corona, que alternó las de cal (el penalty detenido) con las de arena (la salida en falso que propició el primer gol colombiano), hasta Braulio Luna, pasando por el jovencito Jonathan dos Santos --quien demostró que si aún no está listo para ser titular con el Barcelona, tampoco lo está para serlo con el “Tri”--, la generalidad de los llamados para este compromiso demostraron, con la mediocridad de su desempeño, que el futbol mexicano no es tan pródigo en la producción de talentos como se quisiera..., y de que para los dos compromisos que aún faltan para amarrar el pase al Mundial del año próximo en Sudáfrica, lo más razonable será encomendar la responsabilidad a los jugadores que ya demostraron, ante Estados Unidos, Costa Rica y Honduras, capacidad para cargar el paquete.

La noche del miércoles, después del partido ante Colombia, es probable que Javier Aguirre se quedara en su cuarto, enfrascado en un divertimento solitario para escapar del insomnio: llenar varias páginas de cuaderno con esta leyenda: “Más vale malo por conocido que bueno por conocer...”.