Domingo, 26 de Octubre 2025
Deportes | A propósito Por Jaime García Elías

* Luces amarillas

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

A la vista del magno acontecimiento programado para el próximo 30 de julio,  convendrá, sin el menos ánimo de hacerle al ave de mal agüero, encender algunas luces amarillas...

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Desde la última vez que se inauguró en Guadalajara la inauguración de un estadio de futbol hasta ahora, han transcurrido más de cincuenta años. Cuando el Jalisco abrió sus puertas, el 30 de enero de 1960, para convertirse en la casa grande de un futbol que apenas tres lustros antes (en 1945) había llegado al profesionalismo pero en muy poco tiempo se hizo adulto e incluso mereció que se le reconociera como el mejor de México --comenzaba la era del Guadalajara “campeonísimo”--, Guadalajara tenía menos de un millón de habitantes: nada que ver con la urbe actual, que prácticamente ha devorado a media docena de municipios vecinos.

Se entienden las razones por las que los actuales dueños de los destinos de las “Chivas” decidieron construir su propio estadio: por su ubicación, por la insuficiencia de las vialidades y la inexistencia de espacios para estacionamiento de automóviles, el Jalisco empieza a resultar obsoleto; por su aforo, quizá les quede grande a los equipos tradicionales.

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Sería ocioso recordar los contratiempos que se presentaron durante la construcción del nuevo estadio de las Chivas y que determinaron la demora en la fecha programada para la inauguración; baste decir que las autoridades civiles --los ayuntamientos, Vialidad, Protección Civil, la Policía...-- y los organizadores deberán enfocaran sus afanes a prevenir, por lo menos, las previsibles incomodidades que sufrirán los privilegiados que acudan (lo mismo los invitados que los “colados”) a la fiesta: la salida de y la incorporación hacia las vialidades primarias, el estacionamiento, las señales, el orden, la vigilancia...

El día de la inauguración, a despecho de que el Manchester United ya anunció que traerá un elenco alternativo (el “Chicharito” y diez más), con las vialidades inconclusas, el estacionamiento del inmueble aún “en breña” y los aficionados enfrentados a una situación inédita, absolutamente novedosa para ellos, habrá tumultos; habrá desórdenes. No es porque se desee que así suceda; es porque no puede ser de otra manera.

A nueve días como estamos del acontecimiento, en plena cuenta regresiva, ya deberían estarse difundiendo, por lo menos, los instructivos para llegar y salir del estadio... y no hacer las cosas --al efecto de reducir riesgos-- tan “a la mexicana”.

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