* Liebres

Que en la Eurocopa esté de moda que salten liebres gigantescas, del tamaño de gliptodontes, como las victorias de Turquía sobre Croacia, de Rusia sobre Holanda y —aunque ni Ripley lo crea— de España sobre Italia, de ninguna manera hubiera autorizado a la Selección Mexicana a solidarizarse con los gigantes derrumbados y, por tanto, a perder el doble duelo de la eliminatoria mundialista ante Belice.

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Lo sucedido en la Eurocopa se explica: en la primera ronda, croatas y holandeses dieron señales de encontrarse en la cresta de la ola; en cuartos de final se encontraron, sorpresivamente, con la horma de su zapato.

En cuanto a España, hubiera sido una injusticia que, en nombre de una “jettatura” vigente desde hacía 88 años, la capacidad para el futbol especulativo de los italianos, mil veces doctorados en el arte de no perder, prevaleciera sobre el buen manejo de la pelota, la ambición y el dominio abrumador ejercido por La Furia Roja.

Que la previsible victoria de los “azzurri” caso de llevar a la instancia de los penalties —como sucedió— un partido que debieron perder, se frustrara por una especie de maldición o de determinismo atávico, hubiera sido una injusticia; hubiera sido una agresión a la esencia del deporte, que se sintetiza en el axiomático “Que gane el mejor”.

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También en el caso de México, sin dejar sombras para la duda de que las jerarquías siguen vigentes, el previsible triunfo sobre Belice se consiguió, a la hora de la verdad, con claridad en la cancha y amplitud en el marcador.

Desde el primer partido se estableció que la cuota exigible era “de seis p’arriba”. Resultó frustrante que sólo se ganara por 2-0, con goles tardíos y un tanto circunstanciales, el partido del domingo antepasado.

El 7-0 del sábado en Monterrey, por cuanto retrata con bastante fidelidad la escandalosa diferencia que hay, en esta materia, entre México y el rival en turno, despejó las incógnitas de la semana anterior. Y aunque sería ilusorio suponer que en la siguiente ronda de la eliminatoria será “carambola hecha” que el representativo mexicano revalide su añeja calidad de “El Coloso del Norte”, futbolísticamente hablando, resulta estimulante que el compromiso ante Belice se resolviera de manera aplastante, rotunda y categórica.

Que Estados Unidos y Honduras se tomen ciertas libertades ante el “Tri”, no significa que cualquier hijo de vecino pueda hacer otro tanto...