* “Chicharazo”

Para dar por hecho que el “Chicharito” Hernández hará historia en el futbol, se necesita una esfera de cristal... y una pizca de audacia. Para cancelar rotundamente la posibilidad de que ese buen deseo se vea cumplido, se necesita asimismo una esfera de cristal... y una buena dosis de desfachatez y mala leche.
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Los dos más recientes destellos de las virtudes futbolísticas del novel atacante tapatío, han invitado a incursionar en el resbaladizo terreno de los augurios, los vaticinios y las especulaciones...
En el plan de hacer comparaciones, las hipótesis se orientan en dos rumbos: para los observadores más jóvenes --los recién llegados a la película, digamos--, se trata de vislumbrar si Javier tiene mejores perspectivas para madurar como futbolista, que sus más recientes precursores: Carlos Vela y Giovani dos Santos. Los dos jóvenes atacantes mexicanos, campeones mundiales Sub-17 hace cinco años, saltaron a Europa sin hacer escala en ningún equipo mexicano. A ambos se les adivinó calidad de exportación. Uno y otro han corrido la legua. Los dos han sido material de Selección de cara al reciente Mundial de Sudáfrica. Uno y otro aparecen ocasionalmente en notas informativas que los etiquetan como candidatos a pasar a otros equipos europeos... Sin embargo, ninguno se ha consolidado hasta ahora, ya no digamos como luminaria del esférico, sino simplemente como titular en ninguna parte.
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El otro modelo obligado sería Hugo Sánchez. La semejanza principal, en el aspecto técnico, tiene que ver con la visión de gol y la contundencia. La diferencia principal estriba en que Hugo hizo escala en el Atlético de Madrid, antes de llegar a consagrarse en el Real Madrid mediante una curiosa triangulación en que intervino una empresa de televisión. El “Chicharito”, en cambio, se fue al Manchester United con la carta comprada a precio de mercado. El primero encajó a la perfección en la llamada “Quinta del Buitre” --por Butragueño-- y aportó un ingrediente que se cotiza a muy buen precio en el tianguis del futbol, y que se tradujo en títulos para el Real Madrid... y para él: los goles.
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Javier está escribiendo apenas las primeras líneas del segundo capítulo de su incipiente historia. Anticipar el final de la misma sería ilusorio, por no decir necio. Negar que está escribiendo estas primeras líneas --en el futbol del Primer Mundo, subrayémoslo-- con letra clara, irreprochable, sería igualmente necio.