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Cultura | Humanidades. Era miembro de la academia mexicana de la lengua

Muere el erudito Ernesto de la Peña

El filólogo, escritor y políglota mexicano tenía 84 años, su último premio fue el Menéndez Pelayo, recibido hace días

Por: EL INFORMADOR

Tuvo una participación activa en la televisión,en Canal 22 fue conductor titular e hizo colaboraciones en la televisión comercial. EFE  /

Tuvo una participación activa en la televisión,en Canal 22 fue conductor titular e hizo colaboraciones en la televisión comercial. EFE /

CIUDAD DE MÉXICO (11/SEP/2012).- “Como argumentación es resplandeciente, pero es bordar sobre el vacío. A mi juicio, la existencia de Dios no es demostrable. Desgraciadamente, creo que todo acaba aquí. No me resigno, pero creo que así es”, explicaba así en una entrevista reciente Ernesto de la Peña su conversión del catolicismo al agnosticismo y  a la vez dejaba ver un poco del sentimiento de lo que ayer se consumó.

El escritor, filólogo y políglota mexicano murió a los 84 años en su casa de la Ciudad de México , acontecimiento que la comunidad cultural del país lamenta, pues era considerado un sabio, un erudito de las humanidades cuya labor de divulgación era muy importante, no sólo en medios impresos, sino en la televisión y en la radio.

De la Peña será cremado hoy en el Panteón Francés de la capital y le espera un homenaje por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en el Palacio de Bellas Artes.

El escritor y poeta mexicano Eduardo Lizalde, amigo de De la Peña por más de 40 años, visiblemente abatido, consideró el deceso del poeta como “una gran pérdida para el mundo intelectual”.

“Fue un gran erudito, un hombre de sabiduría impresionante; su lamentable muerte la sufrimos todos, pues no se pierde sólo una persona, sino todo lo que existe detrás de él”, dijo.

Por su parte, el escritor mexicano Jorge Volpi escribió en su cuenta de Twitter, que se encontraba “triste por la muerte de don Ernesto de la Peña”. Lo recordó como un erudito afable, traductor agudo, feroz amante de la ópera, lúcida compañía radiofónica..”.

Apenas el pasado jueves había recibido el Premio Menéndez Pelayo, que se entrega en España y para lo cual alcanzó a preparar un discurso que fue proyectado en video.  El galardón es convocado por  la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y el Colegio de México (COLMEX), y resalta cada año a nombres del ámbito de la creación literaria o científica, cuya obra escrita ofrezca una dimensión humanística capaz de evocar a la del polígrafo santanderino.

El escritor Gonzalo Celorio,  también integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) lamentó el deceso de quien fuera considerado uno de los 17 sabios del fin de milenio y expresó sus condolencias a la familia del intelectual mexicano. “Fue un hombre de gran brillantez, un políglota consumado, un hombre de un conocimiento lingüístico muy extenso de lenguas modernas y antiguas, que dejó una obra considerable, como la traducción del griego de los Cuatro evangelios de la lengua española.

“Estaba enfermo, a veces se presentaba en la Academia con un tanque de oxígeno, tenía problemas de riñón, se estaba tratando con diálisis, pero aún así ahí estaba presente”, refirió Celorio.

En una entrevista publicada en pulsociudadano.com se recuerda:  “Si aprendió más de 30 lenguas, desde el copto hasta el catalán, no fue por disciplina, sino por puro gusto. “Quería leer a los grandes autores en su lengua original. Y es para mí un placer, intransmisible si quiere, leer a Homero, Virgilio, Dostoievski, Shakespeare, Racine, en su lengua”, decía De la Peña.

El especialista era desde hace unos tres lustros  director del Centro de Estudios de Ciencias y Humanidades de la Fundación Telmex, entidad a la que había vendido hace años su biblioteca integrada por 19 mil volúmenes.

Ernesto de la Peña (Ciudad de México, 1927), estudió Letras Clásicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se instruyó también sobre los filósofos presocráticos, la filosofía de la ciencia, lengua y literatura rusa, árabe, sánscrito y lingística indoeuropea. Ha estudiado lenguas occidentales y orientales y se ha dedicado intensamente al estudio de la Biblia.

Fue traductor oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, fue miembro del Consejo de la Opera del Instituto Nacional de Bellas Artes. En 2003 fue distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de la lingüística, en 2007 recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes y en 2010 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural José Pagés Llergo. Entre sus obras están Las estratagemas de Dios, Las máquinas espirituales, El indeseable caso de Borelli, Mineralogía para intrusos o Palabras para el desencuentro.  Le sobrevive su esposa María Luisa Tavernier, especialista en vinos, maestra en letras españolas, y dos hijos.

FRASES

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Afortunadamente yo crecí en una casa con una gran biblioteca y desde niño, sin que nadie me obligara, siempre andaba husmeando entre los libros. "

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Es obligado leer por lo menos a los clásicos y alejarse de los libros de moda. "

Ernesto de la Peña
, filólogo.

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