El regreso del Honda Prelude ha generado gran expectativa entre los entusiastas del automovilismo, no solo por tratarse de un modelo icónico que marcó generaciones, sino por las decisiones técnicas que lo acompañan.Entre ellas, una que ha llamado especialmente la atención: El nuevo Prelude no alcanzará los 200 caballos de fuerza. Una cifra que, en tiempos donde los deportivos superan los 300 CV con naturalidad, parece conservadora. Pero en realidad, tiene razones en base a una filosofía distinta.Tomoyuki Yamagami, jefe de proyecto del nuevo modelo, explicó en entrevista con Top Gear España que esta elección no tiene que ver con limitaciones tecnológicas, sino con una visión más refinada del desempeño.“En situaciones habituales, siempre se está muy por debajo del rendimiento máximo (…) Era importante encontrar un equilibrio”, afirmó. La decisión apunta a la premisa fundamental sobre cómo la relación entre peso y potencia puede ser más determinante que la potencia en sí.El nuevo Prelude será híbrido (con dos motores eléctricos y uno de combustión) y su peso oscilará entre los 1.400 y 1.450 kilogramos. Una cifra sorprendentemente baja para un vehículo con tecnología híbrida, que suele ser más pesada que la tradicional. Honda apuesta por este equilibrio para mantener la agilidad y el dinamismo sin dañar el diseño.Yamagami detalló que elevar la potencia habría implicado consecuencias significativas: Motores más grandes, estructuras más pesadas y rediseño del motor, alterando la esencia del coche. “Podemos hacer un tren de potencia de 250 o 300 CV, pero entonces sería más pesado, más grande”, advirtió.Además, el Prelude mantiene un motor térmico no solo por rendimiento, sino por emoción. Para Honda, el sonido del motor sigue siendo una parte esencial de la experiencia de conducción. “El sonido del motor es un aspecto muy importante de la percepción dinámica y la parte emocional de un tren motriz”, concluyó Yamagami.En resumen, el nuevo Honda Prelude renuncia a la potencia bruta como carta de presentación y apuesta por un enfoque más purista: Balance, ligereza y emoción real al volante. Una decisión que honra su legado y se adapta a los nuevos tiempos del automovilismo.Con información de Espíritu RacerEM