Domingo, 05 de Mayo 2024

Hoy padecemos una mayor alergia a la crítica: Trejo Delarbre

El investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM lanza el libro “Posverdad, populismo, pandemia”

Por: SUN .

Raúl Trejo Delarbre. CORTESÍA/UNAM

Raúl Trejo Delarbre. CORTESÍA/UNAM

"Posverdad y populismo forman parte de una nueva intolerancia que se ha extendido por todo el planeta", asegura el investigador en Ciencias Sociales, Raúl Trejo Delarbre (Ciudad de México, 1953) en su libro Posverdad, populismo, pandemia” (Cal y arena, 2022), una obra central para animar el debate sobre estos tres asuntos que caracterizan el siglo XXI y en particular los últimos años, teniendo como contexto la pandemia. Su propósito es analizar el presente mexicano con el populismo ejercido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el uso que hace su gobierno de versiones y falsedades que le son benéficas para la polarización, y su actuación ante la pandemia por el COVID-19.

El investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III, e integrante, entre otras instituciones, del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, analiza el populismo y la posverdad en varios países del mundo, pero al conversar se centra en México, y habla del populismo autóctono mexicano, del acoso presidencial a los medios de comunicación, a las instituciones, del exceso de poder de las fuerzas armadas y de la polarización de la sociedad.

—¿El populismo tiene a la posverdad como arma?

—El populismo no soporta la crítica, es intolerante con la discrepancia. Un rasgo del populismo es la división de las sociedades en adeptos y contrarios, en buenos y malos, en fieles y desconfiados, como quiera que sea que se caracterice el populismo rechaza a los que no lo apoyan de manera incondicional y asume la representación de todos aquellos que lo respaldan. Esto siempre ha existido, era el discurso, con matices, del general Cárdenas en México, de Juan Domingo Perón en Argentina, de una enorme cantidad de personajes en la historia por lo menos en los últimos 80 años.

—¿En México hay una nueva intolerancia?

—Hoy padecemos una mayor alergia a la crítica en comparación con la que hemos vivido en otros gobiernos. El poder político en el gobierno siempre es reacio a admitir la crítica. La tensión entre la prensa cuando es realmente independiente y crítica y el poder político es parte de las relaciones normales en todo sistema político abierto donde hay puntos de vista diversos.

—¿Es clara la intolerancia a la prensa?

—En este gobierno estamos asistiendo al intento para revertir estos avances de la sociedad y la prensa, a partir de una intolerancia mucho más intensa, mucho más cotidiana, mucho más soez de lo que nunca antes fue por parte de un gobierno mexicano. Yo que he revisado la historia de la prensa en México, no creo que en el Porfirismo, o que en la época de Victoriano Huerta, o que en el gobierno del general Cárdenas, que hubo muchas críticas a la prensa, ni siquiera que con Díaz Ordaz o con Echeverría los gobiernos mexicanos hayan sido tan intolerantes con los medios críticos, o con los medios que no coinciden con sus puntos de vista como lo es hoy en día el gobierno del presidente López Obrador. Sí, en efecto hay una nueva y muy inquietante intolerancia que a veces los voceros del gobierno quieren negar diciendo que los crímenes de periodistas no provienen del gobierno, yo creo que es cierto, pero no hay suficiente protección a los periodistas.

—¿Eso es autoritarismo?

—Más allá de que se piense que es autoritario o no el gobierno del presidente López Obrador, yo pienso que sí lo es, se puede recocer casi punto por punto los rasgos del populismo. Si en algún lugar sabemos de los riesgos del autoritarismo presidencial es en México, donde tuvimos un presidente durante muchas décadas a cargo de un partido que actuaba como un partido de Estado, por lo general, quizás no siempre, y que desplazaba a otras instituciones.

—¿Hay características del populismo mexicano?

—Por supuesto hay toques autóctonos que son resultado del contexto y la biografía de cada líder populista, no hay populista sin líder. Quizá en el populismo reciente mexicano tiene mucho que ver la biografía del presidente López Obrador, su paso por el PRI que gobernó México muchos años, él es heredero y participe de una cultura política priísta.

—Restan dos años, ¿vislumbra una salida?

—Quisiera poder decir que no hay quien no aprenda de sus propias experiencias, no hay quien no advierta sus errores y que en el gobierno mexicano hay capacidad para enmendar conductas equivocadas, pero a la luz de lo que hemos visto en los últimos cuatro años, especialmente en los dos más recientes con la pandemia, me temo que vamos a padecer más de lo mismo y peor. Ojalá me equivoque, pero cada vez hay más sectores directamente agraviados por el Presidente.

¿El riesgo es que trascienda lo verbal?

—A la sociedad y al gobierno le debe interesar la protección de todos los periodistas y esta protección se ve mermada y en riesgo cada vez que el Presidente descalifica, además sin que esta sea su atribución, a esos comunicadores. Si hay ilegalidades, que las persigan las autoridades judiciales, pero no es este el caso, se trata de denostar, de desprestigiar, de calumniar.

Tapatío

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