El camino que llevó de Chicago al Vaticano a Robert Prevost incluyó una larga estadía laboral en Perú, como misionero en Chulucanas y obispo en Chiclayo. Esa labor a ras de tierra y entre penurias le valió el aprecio de los más humildes, pero también la atención del Papa Francisco, quien vio en el norteamericano al tipo de sacerdote que buscaba promover: No príncipe de la Iglesia, sino pastor de la feligresía.Jorge Mario Bergoglio lo llevó a Roma en 2023 para asumir la presidencia de la Comisión Pontificia para América Latina. En ese puesto mantuvo un contacto regular con la jerarquía católica en la parte del mundo que cuenta con más creyentes.Desde su llegada a Roma, Prevost mantuvo un perfil público bajo, pero era bien conocido por los hombres más influyentes de la Curia. Se reunía de forma regular con Francisco, quien, afable, le reconoció su duro trabajo y le recomendó sonreír más. El fallecimiento del Pontífice argentino abrió para la Iglesia una etapa de reflexión que culminó en el Cónclave abierto el pasado miércoles, donde los cardenales debían decidir qué tipo de pastor debía ocupar la silla de San Pedro.Algunos de los cardenales habían dicho que esperaban un Cónclave corto. Durante gran parte del siglo pasado, la asamblea ha necesitado entre tres y 14 votaciones para encontrar un Papa. Juan Pablo I -el Papa que reinó durante 33 días en 1978- fue elegido en la cuarta votación. Su sucesor, Juan Pablo II, necesitó ocho. Francisco fue elegido en la quinta en 2013.Los cardenales abrieron el ritual secreto y centenario el miércoles por la tarde. Sotanas rojas brillantes, guardias suizos en posición de atención, antiguos cantos y juramentos en latín precedieron el cierre de las puertas de la Capilla Sixtina para aislar a los cardenales del mundo exterior. Pietro Parolin, el secretario de Estado de 70 años bajo el gobierno de Francisco, asumió el liderazgo de los procedimientos como el cardenal menor de 80 años más elegible para participar.Parolin parecía haber recibido las bendiciones de nada menos que Re, el respetado anciano entre los cardenales. Durante el tradicional intercambio de paz durante la misa previa al Cónclave el miércoles, Re fue captado por un micrófono abierto diciéndole a Parolin “auguri doppio” o “doble felicitación”. Los italianos debatieron si era solo un gesto habitual reconociendo el papel de Parolin en la conducción del Cónclave, o si podría haber sido un respaldo informal o incluso una felicitación prematura.Cada cardenal escribe su elección en un papel inscrito con las palabras en latín “Eligo in summen pontificem” (“Elijo como sumo pontífice”). Se acercan al altar uno por uno y dicen: “Llamo como mi testigo a Cristo el Señor, quien será mi juez, que mi voto es dado a aquel que, ante Dios, creo que debe ser elegido”.Al final, el nombre que más sonó fue el del cardenal Prevost. Tras ser investido, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro para saludar a la feligresía, siendo sus primeras palabras la petición a abrazar la paz entre las naciones. “Una paz desarmante, humilde y perseverante viene de Dios. Dios que nos ama a todos e incondicionalmente. Aún mantenemos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente, del Papa Francisco bendiciendo en Roma. En esa misma bendición Dios nos ama. Dios nos ama a todos y el mal no va a prevalecer”. Convertido ya en León XIV, le pidió a los cardenales que le eligieron a “caminar junto a ustedes como una Iglesia unida, buscando siempre la paz y la justicia buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo a anunciar el evangelio, a ser misioneros”.
