Diego Monraz, secretario de Transporte de Jalisco (Setran), explicó la saturación inicial de la Línea 4 con una metáfora: la de una torta ahogada gratis.En su primer día, la estación Jalisco 200 años de la Línea 4 se desbordó con una fila de casi medio kilómetro de usuarios en espera de subirse al tren. Los videos circularon profusamente en redes.“En días de gratuidad, hasta cuando se regalan tortas ahogadas se hace fila, pues cuando se abre una gran línea de tren eléctrico también había mucha expectativa y yo creo que esto es positivo”, acotó Monraz.La apreciación del secretario da por hecho que la gente acudió masivamente porque deseaba ahorrarse 9 pesos y conocer el nuevo tren, en lugar de considerar que sólo quería regresar pronto a casa al final de un día de trabajo.La saturación ocurrió en estaciones como Jalisco 200 años y Las Juntas; la primera conecta con el Peribús y la segunda con Fray Angélico, la última estación del Macrobús.Ambas tienen en común que se complementan con las rutas alimentadoras cuyo servicio es deplorable pues los usuarios deben esperar el camión hasta cuarenta minutos.¿Y si la gente, en realidad, huía del mal servicio de las rutas alimentadoras? Quien ha padecido esas largas esperas sabe de qué hablo.Monraz informó que el primer día de operaciones, la Línea 4 fue usada por 40 mil pasajeros. La estimación es que mueva a 106 mil usuarios al día, más del doble.El titular de Setran minimizó el episodio al indicar que, debido a la enorme expectativa de la nueva línea, la “acumulación de personas es esperable y natural”. Una contradicción difícil de digerir pues se trata, justamente, de un transporte diseñado para ser masivo.Sin embargo, demos al secretario de Transporte el beneficio de la duda: el desbordamiento de la Línea 4 en su primer día fue producto de una gran fiesta a la que todos quisieron asistir y de paso ahorrarse 9.50 pesos; y nadie tenía una urgente y auténtica necesidad de moverse.Y no es producto de una crisis de movilidad que lleva años en la zona Valle de Tlajomulco. Tampoco obedece a una mala planeación ni a las deficiencias y faltantes de la obra que consigné en mi columna de ayer.Y concedamos, por ahora, que comparar el derecho a una movilidad digna con una torta ahogada gratis es un buen chascarrillo. Ojalá.jonathan.lomeli@informador.com.mx