Sábado, 06 de Diciembre 2025

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La Midorexia y el auge del estetismo del bienestar

Por: Erika Loyo Beristán

La Midorexia y el auge del estetismo del bienestar

La Midorexia y el auge del estetismo del bienestar

En América Latina y el Caribe, las democracias solían establecerse sobre los llamados “regímenes de bienestar”, desde donde el Estado, tendría la obligación de regular la convivencia e interacciones armónicas entre el mercado, las comunidades y las familias. 

A ese se le suele llamar el “diamante del cuidado” desde donde el derecho humano a cuidar, a ser cuidado y a autocuidarse; tendría que ejercerse con garantía de sostener un equilibrio y no un sobrepeso de las partes, sobre todo de las mujeres. 

El bienestar, tiene un sentido político complejo y dialéctico. Una persona común en la actualidad, podría relacionar esta palabra con los programas sociales de la 4T, algunas otras con el bienestar comprendido desde la lógica de lo social, pero no así del Estado como garantista de derechos y regulador de la vida humana. La problemática relacionada con la palabra bienestar, se enlaza hoy con una suerte de polisemia y de conflictos de interpretación desde donde su significado cobra forma también, mediante lógicas estéticas, corporales, nutricionales y de trascendencia del ser que están en manos del capitalismo. Hoy, estamos hablando de un capitalismo del bienestar y del bienestar desde lógicas de rentabilidad estética y de “mindfullness”. 

En columnas pasadas, hablábamos de los casos de niñas y adolescentes que buscan hacerse cirugías estéticas por aspirar a tener un cuerpo diferente al que tienen, aún sin lograr su pleno desarrollo. Pues bien, México es conocido en el mundo entero como el cuarto lugar con demanda de cirugías y procedimientos estéticos de América Latina y el Caribe por debajo de Brasil, Argentina y Estados Unidos; al grado de promover el “turismo estético” en el país por sus bajos costos y alta rentabilidad. 

Diferentes cirujanos estéticos, han mencionado que el mercado de las cirugías y tratamientos estéticos después del COVID en 2020, a la actualidad, ha registrado un aumento del 30 por ciento. 

Se ha calculado que, en México, el mercado de estos tratamientos, generan ingresos anuales de 8 mil millones de dólares y que esta cifra, a nivel mundial, superó los 75 mil millones de dólares. Tan solo el mercado de cremas faciales anti envejecimiento en el mundo, se calculó en 2022 en 38.56 mil millones de dólares. 

¿Qué es lo que lleva a las personas a generar una alta demanda por el mercado de la estética o el estetismo del bienestar? 

Entre las muchas razones, está la llamada “Midorexia” que es la percepción distorsionada de las personas con relación a su edad real y que se basa en actitudes y comportamientos que tienen un fundamento individualista y egocéntrico en torno al miedo a envejecer. 

Es el mercado “Chavorruco” o del “síndrome de Peter Pan”, ese que se aferra a no crecer, pero, sobre todo, a tener una vida centrada permanentemente en los roles juveniles con un miedo y ansiedad desarrollada con respecto al envejecimiento, ese que se visibiliza en la soledad, las líneas faciales y/o corporales que muestran arrugas en la cara, flacidez en la piel y en los músculos; pero, sobre todo, en un desprecio social que no encaja en la imagen ideal del cuerpo perfecto y estereotipado. 

Dado el auge de las violencias que estamos ejerciendo sobre nuestros propios cuerpos por la Minorexia, es que vemos a mujeres que ajustan sus cuerpos de manera estética a las realidades de los filtros virtuales y de inteligencia artificial que se usan en las redes sociales, pero hoy también vemos el ascenso de un mercado de hombres que es consumidor del mercado de la cirugía y los procedimientos estéticos con los que intervienen sus senos, el torax, sus órganos genitales y su rostro con la finalidad de enmarcarse en un formato de cuerpo aspirado y estereotipado en formas de masculinidad ajustadas al poder y al vigor.

El estetismo del bienestar nos ha alcanzado generando a su vez, un mercado negro de cirugías y procedimientos estéticos que incluso, ponen en peligro la vida de las personas, este fenómeno ha sido documentado por la gran Esther Pineda en su libro “Bellas para morir” que acuña el concepto de violencia estética y que recién estuvo en la FIL. En torno al envejecimiento, tendríamos que preguntarnos hoy, si el Estado seguirá dejando en manos del mercado la dignidad en torno a qué es y cómo vivir el proceso de envejecimiento; proceso que, sin duda, está siempre acompañado por la garantía de un acceso a los bienes y servicios públicos desde donde la salud pública y preventiva cobra forma, y desde donde el bienestar, no sea visto como un mercado, sino como un bien público desde donde se vive con dignidad. Aprender a vivir desde tu cuerpo y con tu cuerpo, es sin duda uno de los enormes desafíos del siglo XXI. Aprender a envejecer y a acompañar el envejecimiento, es una tarea pendiente como sociedad. 

ierika.loyo@udg.mx
 

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