Sentados cómodamente y con sombrillas —para no asolearse— en nueve puntos cruciales —todas las glorietas y cruces importantes— de Paseo de la Reforma en la Ciudad de México estaban los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), paralizando la capital y provocando un caos.Mientras que en la Secretaría de Gobernación los representantes de los educadores “dialogaban” con los representantes del Gobierno Federal, encabezados —entre otros— por Rosa Icela Rodríguez —titular de la dependencia— y Mario Delgado, secretario de Educación.Después de más de cinco horas de “toma y daca”, entre las peticiones de los maestros y las propuestas del Gobierno, nada se resolvió, no se avanzó en un ningún punto y todo queda en un “callejón sin salida”, ya que los educadores insisten en un aumento salarial desproporcionado, la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007 y la Reformas Educativa. Por lo pronto, los miembros de la CNTE planean quedarse en la plancha del Zócalo —frente a Palacio Nacional—, en donde hoy ya se cumplen 15 días de estar manifestándose y dicen no estar dispuestos a desalojar hasta que el conflicto laboral se resuelva, además de amenazar de continuar bloqueando calles, edificios gubernamentales y empresas de medios de comunicación.¡Ya basta…!Una cosa es la libertad de manifestación —a la que tienen derechos los maestros para plantear sus demandas— y otra es afectar la libertad de tránsito de los ciudadanos, de impedir el ingreso a centros laborales o bloquear los accesos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, afectando a millones de personas en sus actividades cotidianas y provocando pérdidas millonarias. Y lo más grave: que con su ya amañada forma de protestar, se lleven “entre las patas” a la educación de México, ya que cerca de 20 mil escuelas están cerradas, lo que afecta a más de millón y medio de estudiantes.Los maestros argumentan que la Ley del ISSSTE y la Reforma Educativa ha deteriorado sus condiciones de trabajo y vulnerado sus derechos. Pero ellos, con sus acciones de protesta, deterioran la actividad social y vulneran los derechos de los ciudadanos.Así como los educadores dicen que “no vamos a rebajar un grado en nuestras demandas”, el Gobierno Federal no debe “rebajar” —todo dentro de la ley— la tolerancia para que los maestros continúen afectando el libre tránsito e impidiendo la actividad cotidiana de los ciudadanos. ¡Ya basta…!Usted, ¿qué opina?