Luego de escuchar las críticas de gobernadores, de las y los alcaldes, académicos y expertos en derechos humanos, así como de organizaciones de la sociedad civil, a la decisión de que la Guardia Nacional quedara en manos del Ejército, en los foros organizados por la Cámara de Diputados la semana pasada, el Presidente Andrés Manuel López Obrador decidió rectificar.Según expuso el viernes pasado el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño, en el mismo foro, su jefe el Presidente le había instruido modificar la iniciativa enviada a la Cámara de Diputados para que el mando de esta nueva corporación integrada por policías federales, militares y marinos, quedara en manos de la Secretaría de Seguridad y de un civil y no del secretario de la Defensa Nacional, Luis Sandoval, como se propuso inicialmente.Si bien fue recibido con beneplácito en general el gesto del Presidente de escuchar a los críticos y tener la apertura de corregir, la pregunta ahora es si ese cambio es suficiente para apresurar la votación en la Cámara de Diputados para la creación de la Guardia Nacional, que es lo que parece urgir al nuevo Gobierno federal y que quieren sacar esta misma semana en un periodo extraordinario. Prueba de esa prisa es que aún sin la existencia legal de ese nuevo cuerpo policial, que es la principal apuesta del Plan Nacional de Paz y Seguridad de López Obrador, ya se lanzó la convocatoria para reclutar a 50 mil jóvenes para integrar sus filas.Otro debate que no parece obviar este cambio es el papel del Ejército en tareas policiales.Habrá que recordar que el anuncio de la Guardia Nacional en noviembre pasado, coincidió con el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para echar atrás la controvertida Ley de Seguridad Interior que pretendía darle certeza jurídica al actuar del Ejército en labores de vigilancia policial, que tanto fue criticada por organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos, incluso por la bancada morenista en la pasada Legislatura federal.Otro tema en el que también se debe trabajar antes de la aprobación de la Guardia Nacional es en el de la coordinación policial con Estados y municipios. Más aún porque este tema brilló por su ausencia en la exposición del modelo de seguridad federal en noviembre pasado. El mensaje implícito fue que de entrada la estrategia policial federal no incluía a las corporaciones policiales locales.Ese también fue uno de los reclamos de los gobernadores y de los alcaldes en el foro de la semana pasada en San Lázaro, en el que plantearon que las reuniones cotidianas de seguridad en estados y municipios no acaban de articularse bien con las corporaciones policiales federales y los mandos castrenses.Así que la corrección parece sólo un primer paso para un debate a fondo y en serio de una Guardia Nacional que lo que menos conviene es que nazca en fast track.jbarrera4r@gmail.com
